Estados Unidos Sub -18 FM24 Historia Partida realista
Miami, Florida - Enero del 2020
El restaurante en el corazón de Miami estaba llena de la vibrante energía de la ciudad. La luna brillaba intensamente a través de la terraza, reflejándose en las tazas de cerveza y creando un ambiente cálido y acogedor. Santiago Arango, con una taza de cerveza en la mano, miraba hacia la calle con una mezcla de nostalgia y esperanza. Frente a él, Jimmy Obleda, el entrenador del equipo Sub-18 de los Chattanooga Red Wolves, lo observaba con una sonrisa comprensiva.
Jimmy Obleda:
—Santiago, he estado pensando mucho en ti últimamente. Sé que el fútbol ha sido duro contigo, pero creo que todavía tienes mucho que ofrecer. Nuestro equipo necesita a alguien con tu experiencia y pasión. No puedo dejar de pensar en cómo podrías ayudarnos a formar a estos jóvenes.
Santiago Arango:
—No lo sé, Jimmy. Tengo miedo de intentarlo de nuevo. El fútbol... no fue amable conmigo. Me ha dejado cicatrices profundas que no son fáciles de curar. Cada vez que pienso en volver, todos esos recuerdos dolorosos vuelven a mi mente.
Jimmy Obleda:
—Entiendo tus dudas, Santiago, y no te culpo por sentirte así. Pero a veces, las segundas oportunidades pueden sorprendernos. He visto tu determinación y tu amor por el juego. No creo que tu historia deba terminar aquí, detrás de un mostrador. Ven con nosotros a Chattanooga. Juntos, podemos lograr grandes cosas y, quién sabe, tal vez encuentres una nueva razón para amar el fútbol nuevamente.
Santiago miró a Jimmy con una mezcla de incredulidad y esperanza. Las palabras de Jimmy resonaban en su mente, pero las dudas seguían presentes.
Santiago Arango:
—Es una oferta tentadora, Jimmy. Pero, ¿y si fallo de nuevo? ¿Y si no soy capaz de aportar lo que esperas de mí?
Jimmy Obleda:
—No se trata de fallar o no, Santiago. Se trata de intentarlo, de dar lo mejor de ti. Todos hemos pasado por momentos difíciles, pero eso no significa que no podamos levantarnos y seguir adelante. Piensa en ello, ¿de acuerdo?
Miré mi taza de café, sintiendo la calidez en mis manos mientras recordaba mi propio viaje. Mi historia no fue fácil. Nací en Medellín, Colombia, en 1990, en una época en que la ciudad estaba marcada por la violencia y el conflicto. Mis padres, buscando un futuro mejor, decidieron emigrar a Miami, Estados Unidos, cuando yo tenía solo un año.
Adaptarse a una nueva cultura fue difícil. Crecí en un vecindario predominantemente anglosajón, donde el español apenas se hablaba y el fútbol era un deporte secundario. Sin embargo, mi padre, un apasionado hincha del Atlético Nacional, me transmitió su amor por el fútbol desde muy pequeño. Cada tarde, después de la escuela, mi padre y yo jugábamos en el parque local. Sus historias sobre las leyendas del Atlético Nacional y sus propias experiencias como jugador aficionado me inspiraron. Fue en esos momentos que mi sueño de convertirme en futbolista profesional comenzó a tomar forma.
A los 11 años, tuve la oportunidad de asistir a un campamento de verano en Seattle. Fue una experiencia reveladora. Conocí a jóvenes talentos de todo el país, incluyendo a Clint Dempsey, quien ya mostraba destellos de su futura grandeza. Jugamos un torneo contra equipos canadienses, y me destaqué como defensa central, llamando la atención de varios scouts.
Uno de esos scouts pertenecía a la academia del LA Galaxy. La posibilidad de unirme a una academia profesional era un sueño hecho realidad. Solo faltaba la aprobación de los entrenadores del campamento. Pero su respuesta fue devastadora: "Don't take it, it will just be one more." Esas palabras me destrozaron. Me preguntaba: "I am just one more?" Sin embargo, mi espíritu competitivo y mi determinación se fortalecieron. Decidí que demostraría que estaban equivocados.
En la escuela secundaria de Miami, me convertí en el capitán del equipo de fútbol. A los 15 años, llevé a mi equipo al campeonato estatal, ganando notoriedad en la comunidad futbolística local. Esta victoria me abrió las puertas a la Universidad de Miami, donde continué destacándome como jugador. A los 18 años, firmé mi primer contrato profesional con el New York Red Bulls en 2008. Era el comienzo de un sueño, pero también de una serie de desafíos.
En los Red Bulls, recibí convocatorias para la selección Sub-20 de Estados Unidos. En uno de los partidos, marqué un gol que todavía recuerdo con orgullo. Sin embargo, a los 20 años, decidí probar suerte en Europa y firmé con el Hoffenheim de la Bundesliga. Desafortunadamente, no logré adaptarme y no jugué ningún partido oficial. Tras una temporada decepcionante, regresé a Estados Unidos para unirme al Philadelphia Unión en 2011.
Mi carrera en la MLS fue una montaña rusa. Después del Philadelphia Unión, jugué en el New England Revolution, D.C. United y finalmente en el Chicago Fire. Cada cambio de equipo venía con nuevas esperanzas y nuevos desengaños. Las lesiones comenzaron a ser una constante en mi vida, minando mi confianza y mi rendimiento.
Buscando un respiro, me uní al Tampa Bay Rowdies en la segunda división, donde encontré cierta estabilidad durante dos años. Sin embargo, no me renovaron el contrato. Pasé una temporada en el Indy Eleven, pero una lesión grave me dejó fuera de juego. Durante ese año libre, decidí sacarme la Licencia Continental A de entrenador, buscando una nueva forma de seguir vinculado al fútbol.
Mi último intento como jugador fue con el Hartford Athletic, un equipo que luchaba por no descender en la temporada 2020. En el partido crucial por el descenso, di todo lo que tenía, pero no fue suficiente. Salí del campo con la cabeza alta y, frente a los medios, dije: "I'm sorry, I'm just one more." Al día siguiente, anuncié mi retiro del fútbol profesional.
Regresé a casa de mis padres en Miami y comencé a trabajar en la tienda de mascotas de la familia. Era una forma de mantenerme ocupado y alejarme del dolor de haber abandonado mi sueño. Me resigné a la idea de que mi tiempo en el fútbol había terminado.
Jimmy Obleda:
—No tienes que tomar una decisión ahora, Santiago. Piensa en ello. Sé que tienes mucho que ofrecer, y creo que este podría ser el comienzo de algo grandioso para ti. Imagina poder inspirar a los jóvenes de la manera en que tu padre te inspiró a ti. ¿No te gustaría ser esa figura que les muestra que, a pesar de las dificultades, siempre hay una oportunidad para triunfar?
Santiago Arango:
(Pausa, mirando su taza de café, reflexionando)
—Jimmy, acepto. Volveré al fútbol. Iré a Chattanooga contigo. Si hay una oportunidad de hacer una diferencia, de volver a encontrar esa pasión, la tomaré. Estoy listo para intentarlo de nuevo, por mí y por todos esos jóvenes que necesitan una guía.
Jimmy Obleda:
—Eso es lo que quería escuchar, Santiago. Bienvenido de nuevo al fútbol. Vamos a hacer grandes cosas juntos.
Así pasé mis dos últimos años de vida como asistente del Chattanooga Red Wolves Sub-18. Hace un año, ocupé el mismo puesto en el primer equipo, y ahora, tres años después, estoy a punto de dar el paso más grande de mi vida.
"I am just one more" - Coming soon.....
