PioPio Publicado Mayo 2, 2008 Publicado Mayo 2, 2008 (editado) Capítulo I. Artyom Vasily. "Ha tenido suerte, el bebé no sufre ninguna malformación física". Es un agradable día de primavera. Allí, en Prípiat, el frío se hace cargo de la situación atmosférica, pero no hace tanto como en los crudos inviernos cuando la estufa del hogar es la única que hace frente al gélido aire y a las precipitaciones en forma de nieve. Dos científicos de la central nuclear se dirigen hacia ella caminando. Sus casas están situadas a unos pocos kilómetros de allí, y ya se sabe, no hay que contaminar. Con el maletín y el casco en la mano, uno intenta entablar conversación. - Al parecer vamos a realizar un simulacro hoy. - ¿De evacuación? - No. Es un simple corte del suministro eléctrico. - Para ver cómo reaccionan los reactores. - Exacto. - Bueno, son unas cuantas horas perdidas -ríe. - Se agradecen, se agradecen -le acompaña. Ambos ríen sonoramente, desbordando felicidad por los cuatro costados. Finalmente, y tras un camino que pareció más corto de lo que se presuponía, llegaron a la central. Allí uno de los ingenieros esperaba afuera, intentando encender un cigarrillo. Con un limitado gesto les saludó, quedándose con su pequeña lucha contra el fuego. A las nueve en punto de la mañana, el encargado del reactor nuclear principal, les informaba sobre la pequeña simulación que se producía hoy, y de la cual ya habían hablado aquellos dos científicos en su paseo anterior. Tras una charla de unos quince minutos, todos los trabajadores se colocaron en sus puestos, esperando al inocente corte. El encargado de efectuar dicho corte, recibió una llamada por el walkie. - ¡Joder! ¡Joder! ¿!Qué has hecho!? -se oye desesperado através de la radio. - ¿Reactor cuatro? ¿Eres tú? ¿Qué ocurre? - ¡Esto es... esto es....! Otro mundo... - Un... monstruo... Un joven de unos dieciséis años escucha atento a un adulto de mediana edad con cicatrices alrededor de toda la cara, y con una calvicie clara. Sentado sobre una cómoda, parece contarle la misma historia una y otra vez. Se produce un absoluto silencio que dura unos cinco minutos, cuando el chico lo corta. - Entonces... uno de aquellos científicos... - Era yo, sí. Aquel fue el peor día de la humanidad. El joven se levantó, observando como, otro día más, su demacrado padre lloraba desconsolado al recordar aquel suceso. Las tardes en las que su padre no quería contar la historia, él le obligaba. Cuando él no quería ver lo que había sucedido para que su ciudad se quedase así, era su viejo quien le sentaba delante de lo que antaño funcionó como estufa y le ilustraba. Todos los días los mismos acontecimientos. Los mismos detalles. Las mismas consecuencias. Siempre jura y perjura que lo que aquel científico del reactor número cuatro describió fue la figura del mismísimo diablo, en un color azul cielo, posándose y devorando todo aquello que conocía. Narra otros días cómo fueron las horas posteriores, las noches de incertidumbre; como la Unión Soviética mando a sus liquidadores a limpiar la zona. Años más tarde, los primeros nacimientos deformes: niños sin piernas, con las medidas de su cuerpo totalmente trastornadas, con un tronco en lugar de dos pies. Monstruos. Abrió la puerta para dar con la misma calle que veía siempre. No conocía mucho más, pues en aquel lugar dejado de la mano de Dios no había ningún tipo de cobertura telefónica, ni mucho menos Internet. Los coches que por allí había visto pasar a lo largo de su vida los podría contar con los dedos de las manos y los pies. Sólo algún turista que otro se arriesgaba a exponerse a la radiación que aún existía. Los rastrojos de hierba intentan sobresalir entre el cemento, que parece llorar lo soportado desde el 86. Los ciervos y lobos pastan como si estuvieran en su casa, y realmente Artyom así lo siente: Prípiat es de dominio animal, y son ellos los que miran extrañados la presencia humana. Los que deberían pagar por verle caminar cabizbajo por la ciudad fantasma. El frío hacía mella en su blanco y débil cuerpo, pero poco le importaba. Su existencia estaba destinada a quedarse en aquellos interminables cuatro muros del infierno. Él, junto a sus dos ancianos padres de cuarenta años, con vivencias de un octogenario, era uno de los pocos que vivían allí. Tan cerca del desastre. Tan cerca del final de la humanidad. Bienvenidos a Chernobyl. Vida en la Ciudad Fantasma --- - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 05/05/08 al 12/05/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 12/05/08 al 18/05/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 19/05/08 al 26/05/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 26/05/08 al 01/06/08) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Mayo 2008) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 02/06/08 al 08/06/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 09/06/08 al 15/06/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 16/06/08 al 22/06/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 23/06/08 al 29/06/08) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Junio 2008) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 30/06/08 al 06/07/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 07/07/08 al 13/07/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 21/07/08 al 27/07/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 28/07/08 al 03/08/08) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Julio 2008) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 11/08/08 al 17/08/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 24/08/08 al 31/08/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 01/09/08 al 07/09/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 15/09/08 al 22/09/08) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Septiembre 2008) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 29/09/08 al 05/10/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 03/11/08 al 09/11/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 10/11/08 al 16/11/08) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 17/11/08 al 23/11/08) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Noviembre 2008) - Premiada como mejor historia del año (Año 2008) - cuando se de por finalizada pasará directamente a las historias del recuerdo - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 29/12/08 al 04/01/09) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 05/01/09 al 11/01/09) - Premiada como mejor historia del mes (Mes de Enero 2009) - Premiada como mejor historia de la semana (Semana del 02/02/09 al 08/02/09) Editado Febrero 9, 2009 por sanperyaq
Bamdalico Publicado Mayo 2, 2008 Publicado Mayo 2, 2008 Por fin, el Genio ha vuelto Gran princinpio de historia, la fria Chernobyl.....
Nacional28 Publicado Mayo 2, 2008 Publicado Mayo 2, 2008 Suerte con esta historia, en esta ciudad "especial", saludos .
jpgoody Publicado Mayo 2, 2008 Publicado Mayo 2, 2008 Bueno, ahora si que te sigo, temendo arranque, y que ciudad que es esa, historia escribiras sobre historia, esta sin dudas sera feliz, saludos. PD: Nunca te agradeci el que me votaras hace algunas semanas, aprovecho de hacerlo por esta via, Muchisimas Gracias
PioPio Publicado Mayo 2, 2008 Autor Publicado Mayo 2, 2008 Bamdalico Un mes he aguantado lejos de esto. Aunque sigo estando quemado de entrenar equipos y/o selecciones. Ahora sigue con el segundo capítulo. Nacional28 Gracias uruguayo. Ciudad "especial" por desgracia, sí, aunque nuestro protagonista quizás salga pronto de allí. jpgoody Te espero por aquí pues. Gracias por el elogio. Y sí, ojalá esta historia sea feliz, o al menos tenga un final así. Nada hombre, esa semana me dediqué a leer las diversas historias, y la tuya tiene un gran nivel. Felicidades por ella.
PioPio Publicado Mayo 2, 2008 Autor Publicado Mayo 2, 2008 Capítulo II. Tiempo parado. "Ha sido como doscientas Hiroshimas... aquello es un desastre". Chernobyl, a comienzos de los años 80 Son las doce de la mañana de un día veraniego. Ayrtom camina hacia una de las dos tiendas que existen en toda la ciudad. Tras el verano del 86, la ciudad quedó desolada. Pocos fueron los que se resistieron a abandonar la zona tras la llegada de los mercenarios de la Unión Soviética. De los que se fueron, menos de la mitad decidió volver a lo que quedaba de sus hogares. En cuestión de horas, toda la vida de Chernobyl había desaparecido. Los parques ya no gozaban de los gritos de alegría de los niños. Las callejuelas no aguantaban los tumbos de los borrachos. La ciudad ya no era tal. Los valientes que se decidieron a volver, lo hicieron a sabiendas de que, en aquella zona, la radiación nuclear aún era enorme. El resto del país marcó en el mapa una cruz sobre la región, tal y como hizo toda Europa. Más de quinientas personas quedaron heridas, pero lo peor aún estaba por llegar. En la consulta del Doctor Roman, valiente ex-combatiente en la Guerra Fría, se llegaron a ver las mayores atrocidades de la naturaleza. Una naturaleza que mostraba su descontento con aquel fulano mestizaje con la radiación al que había sido obligada. Criaturas deformes, carentes muchas veces de extremidades, con posteriores problemas de crecimiento... auténticas piezas de coleccionista de un circense. Un día del septiembre del 91, los Vasily llegaban rápidamente al improvisado hospital. Todo el mundo sabía que Sergei había salido corriendo de la central aquel nefasto día, por lo que pocas esperanzas le daban al primogénito que esperaba. Tras un complicado y precario parto, el Doctor Roman acudió a dar una grata noticia. - Ha tenido suerte, el bebé no sufre ninguna malformación física. - ¡Oh Dios mio! ¡Alabado sea el Señor! -gritaba Sergei de alegría, mientras alzaba los brazos- ¿Qué tal mi mujer? - Bien, bien. Ha sido un parto costoso, pero está bien. Y el bebé también. - ¡Es una bendición! - No obstante, no les aseguro que en un futuro... -se frota la frente con la mano derecha- no tenga algún tipo de dificultad a la hora de crecer. Aquí... nunca se sabe. - Pero ha nacido bien... ¡ha nacido bien! -entra a la sala donde descansa su esposa gritando. Ayrtom llega a la tienda. Prácticamente, una posada medieval. Toca a la puerta, y tras recibir el visto bueno, entra en ella. Una señora de unos setenta años y pañuelo en su pelo canoso, le da la bienvenida. Como no, allí se conocen todos. - Oh, pequeño Vasily -dice mientras camina costosamente hacia el mostrador-, ¿qué es lo que desea? - He venido a por la comida. Llene la bolsa de verduras y frutas, por favor -pide a la vez que sube la bolsa a la mesa. La alimentación se basa en la economía agraria. Abandonada por Ucrania, Prípiat se sustenta de sus propios cultivos, los cuales, si crecen, probablemente tengan un alto contenido radioactivo. Poco importa eso a los ancianos del lugar, que como si nada hubiese ocurrido, o como si de una máquina del tiempo se tratase y hubiesen vuelto a su tierna infancia, siguen realizando su rutina en la agricultura de la ciudad. La vieja se dirige hacia la trastienda, y sabiendo que tardará lo suyo, Artyom sale a tomar un poco el aire. Aire que en su día contaminó toda Europa. Aire que en su día aniquiló un poco de la humanidad. Aún hoy quedan vestigios, claramente notables si se lleva a la zona un contador de radiación, de la oscuridad más cruda vista por el ser humano sobre esta tierra. Al otro lado de la carretera, intransitada, ve uno de los muchos letreros colocados semanas después de la catástrofe. Letreros que no señalan la hora, sino el nivel de radiación que hay. Absorto, queda ensimismado pensando en lo que hubo antes de su nacimiento, y lo que ha presenciado después. Las horas de Chernobyl La aguda voz de la anciana le saca de su ensimismamiento. - Joven Vasily, aquí tiene -le dice levantando la bolsa. - Ah sí -mira hacia atrás-, gracias. - Viendo el reloj, ¿no? - Sí... - Ya sabes lo que dicen: en Chernobyl el tiempo se paró en el momento en el que el reactor explotó. - Usted lo vivió, ¿no? - Por supuesto. Fue duro. Tener que abandonar todo. A las semanas volvimos sin la aceptación del gobierno, y esto estaba desierto. Bueno -resopla-, más o menos como ahora. Las casas abiertas, velas aún encendidas, teléfonos descolgados... En fin, no me apetece recordar eso ahora. - Lo siento, no era mi intención molestarla. - ¡Para nada joven! Ahora vuelve a casa. Ve con Dios. - Gracias. Artyom salió y cruzó la calle. Caminando, no se percató de que un coche que parecía sacado del futuro se disponía a arrasar esa carretera. Artyom se vio delante de él, y con una agilidad nunca vista, se deshizo del vehículo que se desplazaba a más de 150 kilómetros por hora. El frenazo alertó a las ocho personas que andaban por los alrededores, y acudieron al lugar. Un hombre bien vestido se bajó del coche, y bajándose las gafas de sol a la vez que arqueaba las cejas, miró hacia el joven. Caminó hacia él. - ¡Dios santo! -exclama al cielo-. ¡Eso ha sido jodidamente increíble! ¿Cómo lo has hecho, chavalín? - No sé... simplemente salté. Lo suelo hacer mucho. - Guau, nunca había visto a nadie tan ágil y veloz como tú. - ¿Qué... -Ayrtom mira por detrás del hombre, señalando al coche- es eso? - ¿Cómo que qué es eso? ¡Un coche, chavalín! ¿Qué va a ser si no? - Es... muy nuevo. - Último modelo. Ha decir verdad, me has salvado de romperlo... y de que ocurriese una desgracia mayor, claro. Te voy a dar un regalo a cambio. - Oh, no se moleste señor. No hace falta. - ¡Que sí, chavalín! Te voy a dar un balón. Seguro que te gusta el fútbol. Ahora vengo, está en el maletero... Antes de que el hombre se de la vuelta, Artyom corre hacia el coche y llega a él, sin tocarlo. El respeto ante esa nueva bestia era patente. No se tocaba algo que, sin duda, parecía morder. El hombre, con la boca desencajada, corrió hacia el chico. - ¿¡Qué demonios...!? ¡Qué velocidad! - No he tocado el coche... - ¡Qué importa eso ahora! Chico, ¿sabes jugar al fútbol? - Bueno... -se rasca la cabeza- de vez en cuando pateo alguna que otra piedra de la calle. - Tienes que venir... ¡tienes que hacer las pruebas! - ¿Pruebas? ¿Ir a dónde? - ¡A la capital, conmigo! - ¿Ca... capital? Tengo que hablar con mis padres... - Llévame con ellos -le despeina-. Debo decirles algo con respecto a su hijo. La calle, ¿hacia la esperanza?
mati22 Publicado Mayo 3, 2008 Publicado Mayo 3, 2008 Bueno esto pinta bien, te sigo en esta nueva historia, vamos a ver que pasa con Ayrtom, suerte
Francky Publicado Mayo 3, 2008 Publicado Mayo 3, 2008 Ufffffff! Por fin una historia nueva despues del fracazo de Homer y Peter! lo de llevar a personajes de ficcion no se te da... y mas aun si no tienes los derechos, creo que fue por eso que la dejaste...! A ver suerte al chico y a ti para que te lleguen las ideas a la cabeza... como te dije en tu blog... SACA UN LIBRO, o al menos haz uno, lo pones .pdf y lo mandas al foro...
akyanyme Publicado Mayo 3, 2008 Publicado Mayo 3, 2008 Andas, una intro muy dramática, confusa, terrorífica, y grande, esperamos grandes cosas, Vassily. Suerte Pio.
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