Pues ya se trate de causas técnicas y naturales (fortuitas), ya de causas humanas (negligentes o intencionadas), lo que parece es que los márgenes de previsión no han sido lo suficientemente estrechos para impedir que se infiltraran los acontecimientos inesperados determinantes del siniestro. Habrá que valorar si la holgura de los márgenes de previsión resulta negligente, o es la que normativa y prudencialmente había de seguirse. Hoy toca apagar el ordenador, dejar descansar al football manager, esperar a que se restablezca todo, y mientras tanto, dedicarse a actividades que consuman menos energía eléctrica, como las nocturnas que bajo las sábanas se pueden practicar.
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