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24 Septiembre 2006. Estación de ferrocarril de Ngaounderé

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De nuevo hete me aquí, sentado ante una ventanilla de este tren que, por cuarta vez, me lleva lejos de todo lo que representa algo para mi.

Nbome me mira atentamente desde el andén de la estación de Ngaounderé .No quiero cruzar mi mirada con él pues si lo hago sé que no tendré fuerzas para irme y tengo, sé que tengo que irme.

Sin embargo, no puedo evitar echar un vistazo rápido con el rabillo del ojo, quizá en busca de su reflejo rojizo, de su melena salvaje y del brillo de sus hombros tostados por el sol.

No la veo a ella, pero sí a un niño del poblado, de pie al lado de Nbome, blandiendo en alto un cartel escrito de su puño y letra que dice “ Papá Klimt, no salir�

Un escalofrío recorre mi cuerpo. Mil imágenes me sacuden el corazón y el reflejo del cristal me devuelve mi rostro ensombrecido por la duda y la sinrazón.

“Tengo que irme. Tengo que irme.� Me digo a mi mismo sin mucha fe

“Ella no vendrá� me dije en voz baja, sabiendo que ese sería el argumento definitivo.

Fue entonces cuando golpearon el cristal desde el exterior y el reflejo de mi rostro me devolvió al del niño de la estación que, a hombros de Nbome, había puesto sus manos sobre el cristal, abiertas de par en par. Me fijé en el dorso de sus palmas, blanquecinas y llenas de marcas , y sus dedos largos y finos llenos de heridas.

Puse mi mano sobre la suya, con el cristal en medio que no me impedía sentir su piel y el latido de su corazón.

“ No salir, no salir� repetía a través del cristal. No le oía, pero le entendía perfectamente.

Nbome me miraba fijamente desde abajo, sin decir nada.

“ No salir, no salir�.

Un temblor recorrió mi interior y sólo veía a aquel niño y la veía a ella.

Dios mío. ¿Qué hacer?

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La primera vez que vine a Ã?frica lo hice por un motivo equivocado. Pero incluso de los malos motivos pueden hacerse grandes cosas en esta vida.

Huía por primera vez del mundo que me vio nacer, crecer y una vez tras otra, fracasar.

Sentía que todo a mi alrededor era una gran fiesta a la que yo había asistido sin que nadie me hubiera invitado.

Por eso decidí hacer las maletas e irme lejos, muy lejos, donde mi existencia apenas fuera un grano insignificante de arena, totalmente imperceptible o indiferente en el desierto en el que quería imbuir mi vida.

El porque escogí �frica fue Blas, que me convenció para enrolarme en una misión humanitaria que me llevaría por diferentes países de �frica central para poder desarrollar tareas de todo tipo, pero sobretodo trabajos de ayuda en la construcción de escuelas, pozos y demás infraestructuras civiles.

Pensé que si yo no sabía qué quería hacer con mi vida, al menos podría aprovecharla para ayudar a los demás.

Y con esa mentalidad, equivocada ahora lo sé, cogí lo indispensable y me encaminé a otro continente, a otra vida, dispuesto a huir de mí mismo.

En un inicio estaba previsto que viajara por diferentes países como Nigeria, Chad, Camerún y Senegal, pero mi primera etapa – y luego definitiva en mi vida- iba a ser Camerún.

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A las orillas del río Benaué, hacia el noreste de Ngaounderé, existía una aldea llamada Nkatié de unos 60 habitantes donde cohabitaban cameruneses de la etnias fulanis y bamilekes, un pequeño grupo de misioneros católicos y una plantilla de cooperantes compuesta de 6 personas que hacían de todo, tareas médicas, de profesores o de albañilería.

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Cuando llegué al poblado, después de 14 horas de viaje ( el aeropuerto de Yaoundé está a 10 horas en tren de Ngaounderé, el pueblo hasta donde llega el tren y luego son 4 horas más de viaje en coche), una comitiva enorme me esperaba. Una marea de niños salió a recibirme. La mitad hablaban un español fluido y me miraron todos sorprendidos con cara de intriga, comentando entre ellos algo que de mí que les parecía curioso.

“ Son las gafas, señor Klimt. Nunca habían visto unas lentes en la cara� comentó un espigado hombre blanco que estrechándome la mano se presentó con un fuerte acento francés: “ Soy Paul Mattier, el responsable del centro de cooperantes de Nkatié y le estábamos esperando con ansia. Hacen falta manos y muchas ganas señor Klimt en este pueblo�

Esa misma tarde me presentó al resto de cooperantes. Me sorprendió su juventud y sus rostros morenos y llenos de polvo. “ Estamos liados con la construcción de la escuela, así que disculpe nuestro aspecto “ prosiguió haciendo de anfitrión el sr. Mattier.

�Y éste de aquí es Nbome, nuestro cicerone en el poblado. Este joven nació aquí, domina ya dos idiomas y es nuestro guía en estas tierras� continuó.

Nbome Me miraba fijamente y me parecieron sus ojos tan profundos como la tierra que pisaba y se extendía hasta más allá del horizonte.

“Falta que conozca a Claudia, nuestra profesora y miembro activo de esta poblado desde hace años� me señaló y me invitó a acompañarle.

Mattier me acompañó por el poblando para enseñarme el lugar donde estaban construyendo la escuela y allí, bajo la sombra de un enorme árbol, con un montón de niños sentados en el suelo a su alrededor, fue la primera vez que la vi.

esta nueva serie de tv me está enganchando... jeje muy buena introduccion!!!

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El fútbol en Camerún es una religión. Por las calles de las principales ciudades carteles de futbolistas empapelan las paredes y son iconos de devoción más intensa que la de cualquier otro personaje del país.

Ahora por todos sitios se veía la foto de Ibana Koulé

Poco pudimos sospechar que aquel muchacho nacido en Nkatié, formado como futbolista desde pequeño en el equipo local que creé en la aldea, hubiera emigrado desde un recóndito lugar de Camerún a Europa, a un gran club francés, el Nantes.

Y más insospechado fue no obstante que el muchacho no olvidara aquello y volviera a buscarme para encomendarme, 4 años después, una increíble misión.

A los 2 años de mi estancia en Nkatié, propuse que para los ratos libres, se enseñara a los chicos a jugar al fútbol y formar varios equipos con el fin de que los chavales disfrutaran con el deporte y con otros conceptos “ el trabajo en el equipo, la motivación por el esfuerzo…� tal y como argumentaba para convencer a mis compañeros cooperantes..

“ y también la agresiva competencia, el darse patadas por un balón…� añadía Claudia con cierto aire crítico.

Me reventaba que todo lo que proponía, ella le sacara punta y le diese la vuelta. Llevaba 2 años trabajando como el que más y siempre estaba dispuesta a criticar todo lo que hacía.

Llevaba un 1 año y medio enamorado de ella, pero siempre conseguía sacarme de mis casillas.

La moción se aprobó por mayoría y especialmente gracias al empuje de Mattier un fervoroso hincha del Marsella que fue mi mayor apoyo en esta propuesta.

Pronto empezamos a entrenar a los chicos y a formar equipos e incluso a jugar ligas locales con otros poblados. La noticia corrió como la pólvora y en cuestión de meses, se organizaron torneos de fútbol en toda la zona Norte de Camerún.

Y fue en un torneo de fútbol que ganamos, pasando por encima de todos los equipos rivales, cuando un ojeador europeo vio a nuestro muchacho y se lo llevó a Europa.

Yo iba prácticamente dos días a la semana a Ngaounderé para saber de aquel muchacho, y radiaba las noticias en el pueblo ante la algarabía de los otros niños.

Así fue como un día, nos enteramos de cómo el muchacho con 18 años debutó en el primer equipo y demostró sus dotes en la liga francesa, convirtiéndose en un excelente jugador que pronto llamaría la atención de los equipos grandes del continente europeo.

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07 de Julio de 2004

El día amaneció tranquilo en la aldea. Los trabajos de riego estaban muy avanzados y hoy teníamos partido contra la aldea Mbé, así que podía ocupar toda la mañana en los chicos.

Claudia llevaba 4 meses fuera del poblado y ciertamente la echaba de menos, incluso a sus críticas. Se había ido a Europa meses antes por el fallecimiento de su padre y había aprovechado la ocasión para realizar las gestiones oportunas en busca de financiación y de ayudas para el poblado.

Notaba su ausencia

Recordaba aquella charla sobre el montículo, con el atardecer cayendo sobre el río Benaoué

“ ¿Por qué viniste aquí a Camerún?, me preguntó ella de repente.

“ Para huir de todo, en busca de algún sentido�

¿Por qué huiste y no te enfrentaste a lo que te preocupaba�

�Por que no tuve fuerzas y nunca fui un valiente�

Mirando hacia el horizonte me dijo:

“Para venir aquí hay que ser valiente�

Miré su pelo rojizo cayendo sobre sus hombros tostados por el soly deseé naufragar en el azul intenso de sus ojos.

“ Y tu por qué viniste, Claudia? le pregunté.

“Para encontrar mi lugar en el mundo� me contestó.

Me pareció la respuesta más bonita posible. Casi tan bonita como ella.

“Y por las puestas de sol� añadió.

Veía aquella puesta de sol y sabía que estaba en lo cierto.

Aquel era un buen motivo.

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PEDAZO de introducción, esta historia promete. Aquí tienes a tu primer seguidor! :hello:

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De mi ensoñación me sacó Nbome, el cual gracias al fútbol, se convirtió en mi mano derecha en el poblado.

“ Vienen coches , una comitiva con coches negros y banderas del país “

“Serán las ayudas que llegan o la visita de algún político…. Dije sin saber que estaba equivocado.

Aun recuerdo la cara Ibana Koulé al bajar de aquel auto con el presidente de Camerún. Y sus palabras:

“ Es él. El hombre que puede hacernos grandes�

Acompañándoles a los dos, bajó Samuel Etoo, la estrella internacional del Barcelona que, como peso pesado en el equipo nacional, quería dar su opinión al respecto.

Una revolución se montó en el poblado. A Mattier casi le da un ataque. No se lo podía creer.

“ Pero como voy a entrenar yo a la Selección Koulé, si yo sólo he entrenado a niños?� le dije huyendo de tal responsabilidad.

“ Sabemos de su pasado sr. Klimt. Sabemos que estuvo entrenado a equipos filiales en la liga de España y Koulé nos ha descrito su capacidad para entrenar y su identificación con nuestro pueblo.� Añadió interrumpiéndome el Presidente. “ Para mí eso es suficiente�

“ Venga papá Klimt, es lo que siempre hablamos, la oportunidad de dar a conocer esta aldea, de demostrar al mundo quienes somos� me dijo un muy convincente Koulé

A lo que Mattier añadió por lo bajo “ sin duda sería una publicidad increíble para la aldea, nos vendría muy bien…�

�Está bien está bien�, me giré y miré directamente a Mattier…��de acuerdo, pero con una condición: que seas tú quién se lo diga a Claudia. Por dios que sé que esto no le va a gustar nada de nada�

Así fue como, sin comerlo ni beberlo, acabé sentado en un banquillo de fútbol 6 años después de alejarme de los campos profesionales, haciéndome cargo de la responsabilidad de toda una selección nacional, de todo un sentimiento de un pueblo que ponía en mis manos su mayor anhelo: llevar a Camerún al Mundial 2006 y dar la campanada en la esfera mundial

Y todo cuando yo me había planteado irme más lejos de mí mismo.

�Muy bien, acepto�. Afirmé, sin saber todo lo que ello iba a traer consigo.

Quizá eso sea ser valiente, lanzarte sin temor a lo que venga después.

Empezemos pues....

joder como narras, esta va a ser una historia larga... (almenos creo yo)

me uno a tu istoria... a ver q tl esta... un saludo :hello:

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