Popular ruben88fisio Publicado Noviembre 14, 2018 Autor Popular Publicado Noviembre 14, 2018 -CAPÍTULO 03.08 – FIRMES – Abril de 2001, acuartelamiento del ejército mexicano en la frontera con Guatemala, México La entrada del nuevo milenio, la globalización, las promesas de paz de los grandes gobiernos… Todo papel mojado desde el punto de vista de un soldado en la frontera. El mundo aparentaba estar cada vez más unido, la disminución de los casos de racismo, el fin de muchos conflictos bélicos… Todo mentira. La escalada en la guerra por el petróleo, la lucha antiterrorista, Oriente Medio, narcotráfico, copaban las noticias en los grandes periódicos y medios de comunicación. Sin embargo, todo aquello sonaba lejano cuando tu único propósito a diario era controlar una franja de tierra yerma por la que nunca pasaba nadie. De vez en cuanto, algún pastor guatemalteco pasaba demasiado cerca de las vallas y daba unos segundos de conversación. Mientras tanto, todo se reducía a observar, caminar, observar, caminar, un cigarrillo, observar, conversar con tu compañero de patrulla cuando te lo cruzabas, caminar, caminar, caminar… Viernes La megafonía del acuartelamiento reverberó puntual, a las 6.00 AM como todos los días, emitiendo la marcha militar que indicaba que los soldados debían levantarse de sus catres, formar y comenzar su rutina diaria. Los 10 soldados y el jefe de destacamento que formaban parte del acuartelamiento fronterizo formaban una familia, llevaban casi 6 meses juntos, conviviendo bajo el mismo techo, compartiendo historias, anécdotas, un pasado y unas ideas de futuro. La tranquilidad de la frontera guatemalteca daba para muchas horas de conversación, reflexión y autoconocimiento. El soldado Mares fue de los primeros en levantarse, hizo su cama a la perfección y realizó una serie de 30 flexiones y estiramientos para eliminar el posible agarrotamiento provocado por la incomodidad del catre donde tenían que dormir y se puso su uniforme completo. Los barracones no eran el colmo de la comodidad ni de la intimidad (en alguna ocasión, en la oscuridad de la noche, se habían escuchado ruidos extraños y visto movimientos de sábanas bastante compatibles con el intento de un soldado de eliminar por su propia mano su furor hormonal), pero los había visto peores. Capítulo aparte era la cantina. La comida que allí servían era totalmente infumable. Sosa, pastosa, sin diferencia entre el desayuno, el almuerzo y la cena. Por suerte en el día de hoy había quedado con un pastor guatemalteco que, a cambio de algunos cigarros y chocolatinas, le proporcionaría un buen surtido de cecina y queso. Temía el momento en el que algún compañero o el sargento Arriaga descubriese su alijo secreto. La guantera de un viejo Jeep abandonado quizá no fuese el escondite más seguro, ni más higiénico, pero sin duda era de los más seguros que había en un espacio tan reducido como aquel. Tras dar cuenta de lo que parecieron unas gachas de avena y un café, los 10 soldados formaron en el patio de armas. Mirada al frente, cuerpo erguido y fusil al costado. - ¡Fiiiiiir-mes! – El sargento Arriaga se colocó frente a sus soldados mientras éstos se cuadraban. La misma rutina día tras día. – Buenos días soldados… ¿Han dormido bien? - ¡Señor, sí señor! – Los 10 militares contestaron al unísono. El rígido estamento militar. - Muy bien soldados… Arrieta, ese fusil más derecho, Zabaleta, ¿no se ha afeitado hoy? – el Sargento Arriaga se iba paseando delante de su tropa – Hiniestrosa, el uniforme es de camuflaje y aún así le estoy viendo las manchas… Mares… Joder Mares, impecable, como siempre. – El soldado Mares apenas elevó la comisura de los labios mientras mantenía la formación. – Descansen soldados. Un día más, comienza nuestra labor como protectores de nuestra gran nación. Como siempre, tienen su cuadrante de tareas asignadas. Les quiero alerta en todo momento. ¡Rompan filas! Mientras Hiniestrosa y Arrieta fueron asignados a labores de oficina en el día de hoy, Cruz, Munizaga y López patrullarían el acuartelamiento. Herrera, Juárez y Narváez tenían el día libre mientras Mares y Blanco realizarían patrulla fronteriza. El soldado mares había cogido un par de cajetillas de cigarrillos norteamericanos y 3 chocolatinas Mars antes de unirse a su compañero y subirse al coche que los llevaría 1km al sur, hasta la valla fronteriza. Ya en su destino, acordaron que Mares comenzaría su ronda caminando hacia el Este, mientas Blanco lo haría hacia el Oeste. Se despidieron y se desearon suerte hasta que volviesen a cruzarse una hora después. En un día despejado como aquel, con solo echar un vistazo, podían ver si se acercaba alguien desde más de 2km de distancia. A unos 500mts desde el punto donde habían separado sus caminos, había una zona arbolada en el lado guatemalteco donde un pastor reposaba contra el tronco de un árbol mientras el rebaño pastaba. Mares se aseguró de que su compañero se hubiese alejado lo suficiente antes de llamar al pastor. - ¡Eh! ¡amigo! Pssst, amigo. El pastor no pareció escuchar la primera vez. En la segunda, se levantó la visera de la gorra y miró en dirección a la valla. Su cara de pocos amigos indicaba que no se había levantado con el pie derecho. Se acercó hacia la posición de Mares. - ¿Qué pasó señor? - ¿Qué onda? ¿Trajiste lo que te pedí? - ¿Tiene usted mi tabaco y mi chocolate? - Claro amigo. Un trato es un trato. – Mares se sacó el chocolate y el tabaco del bolsillo de la pernera del pantalón y los pasó a través de la malla metálica - Muy bien señor. Aquí tiene lo suyo. – El guatemalteco le pasó dos paquetes envueltos con mucho esmero a través del mismo orificio. – Cuidado. Mares vio cómo su compañero comenzaba a caminar en dirección contraria, su dirección, por lo que rápidamente guardó los dos paquetes en el pantalón a la vez que hacía gestos ostensibles al guatemalteco con las manos - ¡Señor si no se retira de la valla me veré obligado a abrir fuego! – mientras en voz baja le agradecía los paquetes - ¡Vamos señor! ¡Retírese! Blanco llegó a su posición apenas 5 minutos después, cuando Mares ya había emprendido el camino de vuelta. Traía una expresión mezcla de preocupación y enfado. - Martín, ¿otra vez hablando con ese viejo? - Ya me conoces Jesús, quiero saber las noticias al otro lado de la valla. - Lee un periódico Martín, nos vas a meter en un lío cualquier día de estos. Como el Sargento Arriaga venga a pasar revista… - El cabezón Arriaga no se va a mover de su silla mientras tenga fútbol y puros habanos. Ambos estallaron en una sonora carcajada mientras se volvían a desear suerte hasta la próxima hora. Sólo pararon para el medio día, donde se sentaron en el capó del todoterreno para devorar la ración militar que les habían proporcionado en la cantina. Aún quedaban 4 horas más de patrulla. Tras un largo día de vigilancia, regresaron al acuartelamiento. La norma dictaba ir directamente a los barracones para coger lo necesario para una ducha reconstituyente (si a un tubo oxidado del que emanaba un agua fría como la piel de un muerto se le podía llamar reconstituyente). Pero Mares debía hacer primero una parada en el camino. Saludó con la mano a Blanco mientras se alejaba camino de los barracones. Mares se aseguró de que nadie lo seguía a las afueras del acuartelamiento, dónde se encontraba el Jeep que abandonaron hace más de 10 años. Sacó los paquetes del bolsillo, dispuesto a probar la sabrosa carne y el cremoso queso guatemalteco Desenvolvió los paquetes con frenesí, sólo para darse de bruces con la cruda realidad: el viejo le había engañado. En lugar de cecina y queso, los paquetes contenían un trozo de grasa de cerdo y un pedazo de escayola. Mares maldijo en voz baja mientras los paquetes lo más lejos posible. Le iba a caes una buena al viejo guatemalteco si se le ocurría volver a acercarse a la valla. La tranquilidad de la frontera guatemalteca daba para muchas horas de conversación, reflexión y autoconocimiento. Pero mañana… mañana sería diferente. Mañana llegaban 10 nuevos soldados… Mares sonrió. 2 3
ruben88fisio Publicado Noviembre 14, 2018 Autor Publicado Noviembre 14, 2018 -CAPITULO 03.09 – SEMIFINALES – 09 de mayo de 2019, Estadio Juan Nepomuceno López, La Piedad, México PLAYOFFS FASE CLAUSURA ASCENSO MX – SEMIFINALES, IDA – CF LA PIEDAD vs MINEROS ZACATECAS Alineaciones Habíamos superado los cuartos de final gracias al buen hacer del equipo en el partido de ida, más concretamente en los primeros 70 minutos del partido de ida. Ahora no nos serviría el mismo método ya que, si no tenemos mala memoria, Mineros nos endosó un 4-1 en el último enfrentamiento de Liga (Jornada 17) con una actuación estelar de Nurse, su delantero. Deberíamos hacer un gran partido defensivo y esperar que Eber estuviese más entonado que el partido de vuelta para poder llegar vivos al partido de vuelta. Con la baja obligada de Alan Ramírez por fractura de tibia, plantearíamos un equipo similar al del partido de vuelta para enfrentar a los visitantes. La importancia de salir vivos y, a ser posible, sin encajar gol en este partido de ida era vital, por lo que ordenamos a los nuestros jugar con una línea defensiva algo más retrasada para evitar los ataques frontales de sus 3 mediapuntas y su delantero. Tanto Cuevas como Nurse tendrían marcaje individual y eso significó que a los 15 minutos, Neftalí Teja ya había recibido una tarjeta amarilla. Pero a pesar de los marcajes y de que el equipo estaba defendiendo bien, a los 28 minutos, Cuevas se escapó de Teja para mandar un centro a Nurse, que el panameño no desaprovechó y mandó al fondo de la portería para poner a Mineros en ventaja. El equipo se envalentonó tras el gol e Isaza tuvo la más clara de los nuestros a los 35 minutos. Las tornas del partido cambiaron en el 40, cuando Eber Díaz cazó un despeje de nuestra defensa a saque de córner y se lanzó como una flecha hacia el área rival. Superó a Alatorre en banda, pero el lateral lo persiguió con habilidad, la que no mostró al derribar al colombiano dentro del área. Penalti clarísimo que lanzaría Raphael Toledo. Amarilla para el lateral y gol del empate para La Piedad gracias al habilidoso chut del brasileño. Empate a falta de 4 minutos para irnos a vestuarios. Nos marchamos al descanso con moral, ya que Ricardo López había tenido la remontada en sus botas en la última jugada de la primera parte, pero falló al final. Mineros salió dispuesto a llevarse el partido, buscando con terquedad a Nurse. Por ahora se mantenía el empate, aunque el ariete panameño había tenido dos ocasiones clarísimas de poner a su equipo por delante. El buen hacer de Nicoletti en la segund aparte nos estaba manteniendo vivos. Pedimos a los nuestros que buscasen insistentemente las bandas para intentar provocar la expulsión de Alatorre, lanzando balones a los espacios para, o bien nuestros interiores, o bien Eber Díaz, buscasen los balones en los espacios que Mineros estaban dejando. Y en el 70 se repitió la misma jugada del 1-1: balón en profundidad a la espalda de la defensa, Eber Díaz se lanza en velocidad a por él, pisa área y es derribado por Alatorre, al cual el árbitro no expulsó (aún no sabemos por qué), Raphael Toledo colocó el balón en el punto de penalti y golpeó fuerte a la base del palo. EL portero lo adivinó pero no pudo detenerla y nos pusimos 2-1 en el marcador. Rapidamente movimos el banquillo ya que Mineros pasó a jugar con dos delanteros con la entrada de Ceratto. Quitamos a Luis Ramos (amonestado) y entró Rebollar, a la vez que Leomir sustituía a Góndola y Ricardo López retrasaba su posición al doble pivote con Migueles. Pajurek sería la sombra de Nurse mientras que Migueles perseguiría a Ceratto, dejando a Rebollar como centrar libre para limpiar balones. Y a falta de 10 minutos nos vimos obligados a introducir el último cambio por lesión de Freddy Góndola. Entró Ramírez en su lugar. Se rompió el partido en los últimos 10 minutos con Mineros volcado al ataque (Cisneros tuvo la ocasión del partido, un disparo envenenado que se estrelló en el larguero) y nosotros buscando el contragolpe con habilidad (Eber Díaz falló una ocasión clarísima cuando todos cantaban el 3-1). Finalmente pudimos llevarnos la victoria en un partido disputadísimo en el que la suerte y la eficacia estuvo de nuestro lado. RENDIMIENTO DESTACADO - Raphael Toledo (9.1) – Dos goles de penalti, subidas constantes por la banda, apoyos a Kumul, llegadas desde segunda línea… sobresaliente. NECESITA MEJORAR - Harold Isaza (6.5) – Nuestro centro del campo no funcionó en el día de hoy y eso se ve reflejado en la pobre actuación del colombiano en el día de hoy. Impreciso y fallón en el pase. Datos del partido 12 de mayo de 2019, Estadio Francisco Villa, Zacatecas, México PLAYOFFS FASE CLAUSURA ASCENSO MX – SEMIFINALES, VUELTA – MINEROS ZACATECAS vs CF LA PIEDAD Alineaciones Que habíamos tenido suerte y acierto a partes iguales en el partido de ida era una obviedad. Que esa suerte y acierto nos permitía llegar en ventaja al partido de vuelta era un hecho. Si Mineros encajaba en su campo, las cosas se le pondrían muy cuesta arriba. Nosotros partíamos con ventaja pero sabíamos que un gol de los Zacatecas nos echaba de la eliminatoria, por lo que no escatimaríamos en esfuerzos. Góndola se despidió de la temporada a causa de su lesión: una contusión en el Tendón de Aquiles que lo mantendría en reposo al menos por 10 días. Era el momento de que Ramírez demostrase que estaba totalmente recuperado tras su lesión. Luis Manuel Ramos sería baja también por acumulación de tarjetas, por lo que Rebollar ocuparía su lugar. Salió esta vez Mineros con un 4-4-2 muy ofensivo para tratar de hacernos daño desde el primer momento. Pedimos a los nuestros que lanzasen balones a los espacios que podían dejar en los costados los rojos mientras que volvimos a echar un jugador encima de cada delantero para tratar de frenar su poderío ofensivo. Estaba precipitado Mineros en los inicios y no fue hasta el 16 cuando Cuevas tiró sobre el larguero, cuando llegaron la primera vez con cierto peligro. Hasta entonces, sus ataques se habían encontrado con nuestra buena defensa y Nicoletti aún no había tenido que intervenir. Por nuestra parte, intentábamos lanzarnos con velocidad por las bandas pero cuando llegábamos a línea de fondo nos faltaba frescura o determinación para culminar las jugadas. Saltaron las alarmas a los 28 minutos cuando los fisios tuvieron que entrar a atender a Eber Díaz. Parecía tener un esguince de tobillo pero quería seguir. Esperaríamos la primera parte para ver cómo respondía. Teja volvió a recibir una tarjeta amarilla a los 22 minutos, al igual que en el partido de ida, lo que nos dejaba en una situación delicada por las continuas internadas de Cuevas. Hicimos bien en dejar a Eber en el campo ya que a los 32 minutos se lanzó a recuperar un balón dividido en la frontal del área. Lo ganó y se salió hacia el lateral izquierdo del área. Cuando todos pensaban que cedería atrás para Raphael Toledo, se giró y metió un centro raso para Erick Kumul, que lo había doblado y batió por el palo corto al portero para poner el 0-1 en el marcador. Se desgañitaba el guardameta gritando a su defensa mientras los nuestros hacían piña en el córner, justo donde se situaban los aficionados desplazados desde la Piedad. Tembló el estadio a los 42 cuando Cuevas empalmó un balón dificilísimo que se estrelló en el lateral de la red cuando todos pensaban que se había ido dentro. Estábamos manteniendo el tipo con eficacia, aunque no sin dificultad. Marcharnos al descanso sabiendo que Mineros tenía que hacernos 3 goles para superarnos fue una gran inyección de moral. Mineros cambió a su 4-2-3-1 habitual y tardó 5 minutos en empatar el partido. A saque de córner, Vilalpando cedió atrás para Cuevas, que le pegó con fuerza al primer toque y encajó el balón en la escuadra de Nicoletti. Tablas en el marcador aunque Mineros necesitaba aún dos goles para eliminarnos ya que el 2-1 nos mandaría a prórroga. Nos tenía encerrados Mineros, que presionaba cada vez que recuperábamos el balón. Dimos descanso a Eber, al que sustituyó Agudelo en el minuto 59. La entrada de Marcio por Ricardo López había aportado algo de equlibrio y nos había ayudado a alejar a Mineros de nuestra portería, que cada vez que se acercaba buscaba el lanzamiento. Se desesperaban los locales en busca del gol que nos mandase directos a la prórroga y a punto estuvo Cuevas de conseguirlo a los 76 minutos. Sólo Nicoletti evitó el desastre. Dimos órdenes claras de no arriesgar lo más minimo en los últimos minutos cuando Mineros atacaba con más corazón que cabeza. Arriaga y Marcio formaba una barrera frente a los centrales que impedía que Nurse y los mediapuntas tuviesen ocasiones claras. Conseguimos matar el partido a base de dormir el balón y pasar a una final soñada. RENDIMIENTO DESTACADO - Erick Kumul (7.2) – Gracias a su gol pasamos a una final que a principios de Liga parecía una auténtica utopía. NECESITA MEJORAR - Neftalí Teja (6.2) – Partido pobre del lateral, que otra vez tuvo que lidiar con Cuevas. Se vio superado en la gran parte del partido. Datos del Partido @ReboLaPiedad: ¡Estamos en la final! Muchas gracias a todos los hinchas que desde Julio están con nosotros. Gracias a ustedes estamos en una maravillosa final. La ida se jugará en nuestro estadio el 16 de mayo frente a Murciélagos . #SentimientoRebocero 4 1
jdbecerra Publicado Noviembre 14, 2018 Publicado Noviembre 14, 2018 Que ingenuo es nuestro soldado Mares, lo engaña un viejo pastor y este es el hombre encargado de nuestra seguridad y descubrir a nuestros enemigos El equipo en casa es fuerte y eso nos está ayudando a superar las ronda eliminatorias, también tengo que admitir que veo una clara mejoría en este eliminatoria respeto a la anterior. 1 1
ruben88fisio Publicado Noviembre 15, 2018 Autor Publicado Noviembre 15, 2018 Seguimos avanzando y estamos a punto de conseguir la hazaña!!! @jdbecerra Buenas amigo!! La verdad es que Mares pecó de confiado. La juventud... El hombre se salió con la suya y seguro que disfrutaría esos cigarros mientras se reía del pobre mexicano. Y sobre el equipo, estamos viviendo de las rentas de los partidos de ida la verdad, pero el equipo se está mostrando sólido en las vueltas para mantener los resultados. Un saludo!!! 1
ruben88fisio Publicado Noviembre 15, 2018 Autor Publicado Noviembre 15, 2018 -CAPITULO 03.10 – UN ÚLTIMO GOLPE – 14 de mayo de 2019, Piso Franco, en algún lugar de La Piedad. Era la primera vez que estaba allí. Se quedó sorprendido por la gran diferencia que existía entre el exterior de la vivienda, que no era muy diferente a cualquier vivienda de la calle o la manzana, y su interior. Le había llamado la atención al verla desde la calle que todas las cortinas estuviesen echadas, ahora entendía el por qué: en lo que en una casa normal sería el salón, se encontraban varios aparatos de última tecnología, un portátil, algo parecido a una antena de televisión y un par de decenas de cables conectándolo todo. - ¡Guau! - Ten cuidado y no toques nada, es todo carísimo – fue la única respuesta que recibió por parte de su interlocutor. Un hombre ataviado con un traje negro y sin rasgos latinos, aunque tenía algo en su cara que quizá le podía hacer pasar inadvertido. Tenía una de esas caras comunes. - No no, descuide. ¿Con todo esto es con lo que ha estado espiando al brasileño? - Con todo esto y con tu ayuda. Muchas gracias, por cierto. - De nada. Me ha pagado bien por ello, no puedo quejarme. Pero aún no me ha dicho su nombre, ni cuál es el objetivo de todo esto. – dijo mientras señalaba los equipos de escucha y seguimiento. - No necesitas saberlo. Una vez llevemos a cabo lo que voy a contarte, no volverás a verme. No sabes nada de mí, no sabrás nada de mí. No necesitas saberlo, no es tu cometido. - ¡Vamos hombre! Que me he jugado la vida por vosotros. Qué menos que decirme para qué lo estoy haciendo. - Tenemos dos opciones: te digo para qué es y, acto seguido, te hago desaparecer. O te callas la boca, haces tu trabajo y te llevas un buen fajo de billetes para compensar lo poco que ganas en ese trabajo de mierda. En serio, no sé cómo puedes dedicarte a eso. - Es un trabajo digno, como cualquier otro. Nunca he sido bueno como futbolista, pero haciendo eso, puedo estar cerca de los jugadores, del césped, disfrutar del ambiente. - Ajam. Muy romántico todo. En fin, vamos a lo nuestro. El hombre enchaquetado le dio la espalda a su interlocutor mientras buscaba en una cajonera. Sacó un dossier que colocó sobre la mesa. - Mañana es el gran partido. La Piedad juega la final del Playoff de la Fase Clausura y el estadio estará lleno… - Sí, de hecho, yo tengo que… - ¿Puedes dejar de interrumpirme por favor? Se te paga para que trabajes, no para que hables… gracias. Como iba diciendo, el estadio mañana estará lleno, una oportunidad magnífica para escabullirte y pasar desapercibido. Cuando termines de hacer lo que sea que tengas que hacer, que no me interesa, quiero que aproveches el gentío para mezclarte con ellos y llegar hasta las oficinas del club. Me consta que han movido la caja fuerte de lugar, en un intento de protegerla más, pero seguro que han sido tan estúpidos de dejarla dentro del estadio. Así que quiero que la abras, que no será muy difícil, y que te lleves todo lo que haya dentro. – Hizo una pausa para asegurarse de que su interlocutor había captado el mensaje, mientras que con el rabillo del ojo observó un leve movimiento en el exterior de la ventana del salón. Se acercó, descorrió levemente la cortina y miró fuera. A un lado, al otro… nada. Volvió a su asiento. - ¿Me he expresado con claridad? - Sí pero… Eso hundirá al equipo. Si el objetivo es seguir a Ribeiro y hunden al equipo. Se irá. ¿Cómo piensan seguirlo después? - Eso no es asunto suyo, pero es tan simple como estar atentos a sus movimientos y seguirlo en el siguiente equipo al que vaya, no hay más. ¿Te ha quedado claro? - Sí. ¿Qué hago después? - Metes todo lo que consigas en una mochila, sales del estadio y vas al NEA Shopping Center. En los aparcamientos hay un gran contenedor de basura. Dejas la mochila sin que nadie te vea dentro y te vas. Yo estaré en la zona. - ¿Y mi parte? - Al igual que las otras dos veces. Cuando “limpiemos” el dinero. Recibirás tu porcentaje. Será nuestra última colaboración y, una vez hagamos esto, no volverás a saber de mí, ni de El Jefe, ni de nadie. Si se te ocurre hablar con alguien de esto, delatarnos, o rajarte, eres hombre muerto. Y muerto de tal forma que te buscarán toda la vida y no encontrarán nada más allá de una uña o una carta de suicidio. ¿Está claro? - Cristalino. - Muy bien. Pues eso es todo. Mañana es el gran día. El muchacho que se había cruzado por delante de la ventana había escuchado lo suficiente como para quedarse espiando. No sabía quiénes eran los tipos que hablaban. Pero sí había escuchado hablar de La Piedad y de Renato Ribeiro. Al principio le pareció que podía tratarse de una película o de una broma, pero cuando vio la cara de pocos amigos del hombre que se asomó por la ventana para ver si alguien los había escuchado (por suerte había podido esconderse tras una valla publicitaría que se encontraba cerca de la casa), comprendió que se trataba de algo muy real y peligroso. Tenía que buscar la forma de avisarles antes de que comenzase el partido. 2 1 2
Popular ruben88fisio Publicado Noviembre 15, 2018 Autor Popular Publicado Noviembre 15, 2018 -CAPITULO 03.10 – FINAL – 16 de mayo de 2019, Estadio Juan Nepomuceno López, La Piedad, México PLAYOFF FASE CLAUSURA ASCENSO MX – FINAL, IDA – CF LA PIEDAD vs MURCIÉLAGOS Alineaciones Habíamos llegado. Estábamos a un paso de ser campeones de la Fase Clausura y, sinceramente, pensábamos que lo peor había pasado. Mineros era, quizá, uno de los rivales más fuertes del campeonato. Pese a que Murciélagos había quedado en 1ª posición en la fase regular del Torneo Clausura, no nos había costado tanto trabajo jugar contra ellos en los dos partidos de la Liga (2 victorias). Pese a ello, no nos confiamos lo más mínimo. Eber estaba tocado tras el partido (sufría un pequeño esguince), pero pidió infiltrarse para poder estar presente en la final. No habría muchos cambios en el 11 inicial, salvo la vuelta de Aldo Benítez a la banda derecha y de Ramos al centro de la defensa. Murciélagos nos visitaría con un 4-4-2 en el que Leguizamón en punta de ataque sería su jugador más peligroso. El hijo de Carlos Riveredo amenizó el inicio del partido. Nuestra mascota ya se encontraba recuperada. Y la afición nos acompañó desde los aledaños del estadio antes de entrar con pancartas y bengalas. Ambiente de fiesta desde el minuto 1. Nos costó encontrar nuestro sitio en el campo desde el primer momento debido a que Murciélagos salió decidido al ataque. Su juego por bandas nos estaba haciendo daño y sufríamos sus contragolpes. Por suerte nuestra defensa estaba bien ordenada y Ramos salvó un par de buenos centros. A los 10 minutos Aldo Benítez fue amonestado, lo que supuso que tuviésemos que pedirle desde ese momento que midiese sus entradas, lo que permitió que Jose de Jesús López tuviese más espacios. En uno de esos espacios, el interior se metió hasta la cocina y mandó un centro al área, el balón se paseó y fue recogido en la otra banda por Caballero, que recibió falta por parte de Toledo (otra tarjeta amarilla). López sacó la falta pero el balón fue tocado por Pajurek, que desvió lo suficiente para Omer Escalante la cazara y marcase el 0-1 para Murciélagos. Pedimos orden a los nuestros (que hasta entonces estaban siendo superiores) para evitar encajar otro tras el descanso. En lugar de ello, Kumul sacó un córner en corto para Ricardo López, que se lo sirvió a la cabeza a Ramos para que empatase el marcador a los 44 minutos. Buen momento para anotar y marcharnos al descanso. Tras el descanso retiramos pronto a Eber Díaz, que estba sufriendo debido a la lesión. No había generado mucho peligro más allá de un remate flojo y fuera. Agudelo entró en su lugar en busca del gol perdido. Migueles tuvo una gran ocasión a los 60 minutos que el portero despejó a córner. Fue su última aportación antes de la entrada de Marcio. Ricardo López dejó el campo también debido a dos faltas duras que había realizado en apenas 5 minutos. No queríamos arriesgarnos a una expulsión. Murciélagos pasó por una fase de unos 10 mins de dominio del juego gracias a las llegadas de Leguizamón. Pero cuando lo retiraron del campo, se acabó el juego ofensivo de Murciélagos. Cuando ya nos estábamos conformando con un empate que nos dejaba en desventaja para el partido de vuelta, Kumul, en el min89, se sacó un centro raso desde la banda a los pies de Agudelo para que el colombiano volviese a marcar muchas jornadas de pie y poner en pie a un Nepomuceno que lucía lleno por primera vez en toda la temporada. El árbitro pitó el final y nos sentimos un paso más cerca de la hazaña. RENDIMIENTO DESTACADO - Luis Manuel Ramos (7.5) – Gran partido del central que se desempeñó con eficacia en ambas áreas. Salvó lo que pudo salvar en la nuestra mientras que en la contraria marcó el gol que nos enseñó el camino de la victoria. NECESITA MEJORAR - Aldo Benítez (6.4) – Partido discreto del lateral que se vio mermado por la amonestación recibida en los primeros minutos del partido. Datos del partido @ReboLaPiedad: ¡Vamos reboceros! ¡¡Estamos a un paso de ser campeones!! No hay nada que nos frene. #EspirituRebocero. En 4 días viajaremos a Los Mochis para jugar contra Murciélagos nuestra última batalla. 3 1 2
javier_83 Publicado Noviembre 15, 2018 Publicado Noviembre 15, 2018 wow, me ausento un día y el equipo esta a nada de ser campeón!! venga reboceros!! estamos a nada de conseguir medio boleto para conseguir el ascenso!! 1
panda_666 Publicado Noviembre 15, 2018 Publicado Noviembre 15, 2018 ¡¡Vamos Reboceros!! Ese Clausura se siente cada vez más cerca le has encontrado la mano a Murciélagos, que si bien se quedaron con la fase regular han caído 3 veces contra nosotros. Kumul atento en los dos goles, sacando el córner en corto y clavando una asistencia una lástima competir con un Díaz fuera de forma. Para ser honestos no nos imaginaba en un puesto tan alto pero ilusiona el trabajo de Ribeiro Cada vez me genera más intriga como vas a cerrar esa trama que promete un final de perlas. No quiero aventurarme a nombrar culpables que todavía puedes sacarte algún as bajo la manga Ya veremos con que nos sorprendes Saludos! 1
ruben88fisio Publicado Noviembre 16, 2018 Autor Publicado Noviembre 16, 2018 Continuamos camino del sueño, nos queda un paso menos para lograr lo que para nadie entraba en los planes. Recordad que las apuestas estaban 1001 a 1 en pretemporada. Algún apostante afortunado?! @javier_83 Justo a tiempo compañero!! Estamos, como dices, a punto de conseguir el sueño. Vamos!!! @panda_666 Qué tal amigo?! La verdad es que Murciélagos se nos ha dado bien durante todo el campeonato. Por ello, sin entrar en confianzas excesivas, opinábamos que habiendo superado a Mineros, habíamos logrado lo más difícil. También es cierto, que estamos en un punto en el que nadie esperaba que estuviésemos. Yo pensaba que estaría despedido a mitad de temporada jajajajaja. Y sobre la trama, lee el siguiente post y dime si habías acertado o si tenías otra idea. Espero que te guste! Un saludo a todos!!! 1
Popular ruben88fisio Publicado Noviembre 16, 2018 Autor Popular Publicado Noviembre 16, 2018 -CAPITULO 03.12 – MENTE NUBLADA – 16 de mayo de 2019, interior del Estadio Juan Nepomuceno López, La Piedad, México Renato llegaba, como siempre, un par de horas antes del partido para poder hablar con los jugadores, supervisar el calentamiento del equipo, etc. Había un gran revuelo en los alrededores del estadio y los aficionados se agrupaban para entonar cánticos que animasen a La Piedad. Justo cuando estaba a punto de entrar en el estadio, una voz que lo llamaba insistentemente llamó su atención. - ¡Señor Ribeiro! ¡Señor Ribeiro! – Era un chico de apenas 10 años, vestido con un pantalón algo desgastado, unas chanclas y una camiseta falsa de México. - Hola pequeño. ¿Quieres un autógrafo? Los jugadores llegan dentro de media hora. - No… - el chico se quedó pensativo – Bueno sí. Pero no es eso señor Ribeiro. Sólo venía a decirle que van a intentar robarles hoy no más. - ¿Qué? ¿Robarnos? – Automáticamente a Renato se le encendieron todas las alarmas en la cabeza. - Si señor. Ayer escuché a dos hombres hablando en una casa. Hablaban de un último robo en La Piedad, de que, si el otro decía algo o se rajaba, lo mataban. Iban muy en serio señor. - Pero chico, ¿Quién lo dijo? ¿Pudiste verlos? - No señor, sólo vi que uno tenía traje y cara de tener tremendo mojón de vaca diarréica bajo la nariz. - ¿Dónde estaban? - En una casa muy cerca de la mía señor. Al sur de La Piedad. Puedo decirle dónde exactamente si quiere. Renato no sabía que cuota de verdad podían tener las palabras de ese chiquillo. Quizá lo habían mandado para despistarlo, o era una prueba de Jair para comprobar si era de fiar. Pero no podía arriesgarse. - Muchas gracias chico. ¿Vas a ver el partido? - Me encantaría señor. Pero no había entradas y mis papás no me han podido comprar una de las caras. Mire, es ese señor de allí – El padre estaba completamente ajeno a lo que estaba sucediendo. Cantaba con algunos aficionados más mientras daba buena cuenta de una Coronita. - Bueno, ese no es problema, dile a tu padre que venga. Vais a entrar al palco y al final del partido, los jugadores te van a regalar una camiseta firmada. ¿Qué jugador te gusta más? - Isaza señor, el flaquito es el mejor no más. - Pues te vamos a regalar su camiseta firmada. – Le interesaba tener al niño contento y controlado. Era la primera (y única) pista que había tenido para intentar descubrir qué estaba pasando. -o- A Martín Mares le había sorprendido un poco las urgencias con las que había llegado Ribeiro. Lo había abordado a la carrera en el interior del estadio, cuando se disponía a subir a la zona de tribuna dónde se sentaban los restantes miembros del cuerpo técnico del club que no estaban en el banquillo durante los partidos. Al parecer, un niño le había dado el soplo al míster de que alguien trataría de robar durante el partido. Un último robo antes de desaparecer. Era ahora o nunca. Una vez que todos los aficionados estuvieron sentados en sus localidades, los pasillos del interior del estadio se quedaron bastante desiertos. En un día como ese, el sonido era ensordecedor. Los cánticos de casi 17.000 almas resonaban en el interior de la estructura de hormigón. No había visto el Nepomuceno con ese aspecto nunca, no había ni una localidad libre. Un pinchazo fuerte en la cabeza le hizo doblarse de dolor, mientras un par de imágenes difusas cruzaron su mente. Hacía tiempo que no tenía episodios de pérdida de consciencia, las sesiones de psicoterapia le habían funcionado y hasta el día de hoy las seguía manteniendo, por miedo a recaer. De vez en cuando necesitaba un día libre para poner su mente en orden y relajarse. Pero en esta ocasión el ruido le estaba afectando sobremanera. De rodillas y con las manos en la cabeza vio algo por el rabillo del ojo. Una imagen borrosa de alguien que se movía por los pasillos apareció en la zona exterior de su campo visual. Pero no… no podía ser. No tenía sentido lo que había visto. Trató de ponerse en pie mientras que fuera el sonido continuaba siendo atronador. La afición cantaba y saltaba y hacía vibrar las entrañas del estadio. Otro pinchazo aún más fuerte le hizo doblarse y caer al suelo en posición fetal. Esta vez no pudo controlar el flujo de imágenes en su mente. Abril de 2001, acuartelamiento del ejército mexicano en la frontera con Guatemala, México Sábado El soldado Mares despertó y se levantó a las 6.00 AM de la mañana, como siempre, cuando la marcha militar retumbó en los altavoces que había repartidos por el acuartelamiento. Hizo su cama al milímetro y su rutina de 30 flexiones y estiramientos. En su mente seguía resonando el engaño del día anterior, en el que el viejo guatemalteco le había sacado tabaco y chocolate a cambio de grasa y escayola. En cualquier otro día, su rabia se habría quedado contenida, diluida en su sangre, agrandando eso que le dañaba el estómago día tras día y que pensaba podía ser una úlcera. Pero no, hoy sería diferente, hoy era sábado, hoy llegaban los nuevos reclutas. Un nuevo destacamento de 10 soldados que venían a relevar a 5 de ellos. Ampliarían la unidad de 10 a 15 efectivos para evitar una posible entrada de inmigrantes ilegales a territorio mexicano. Todo sería muy simple en circunstancias normales: los 5 más antiguos dejarían su lugar y se marcharían con sus familias. Pero no eran circunstancias normales, en este acuartelamiento las cosas funcionaban de otra forma. Todos lo sabían, pero nadie decía nada. Era un secreto a voces, algo que hacía de ese acuartelamiento algo diferente. Allí solo enviaban a los soldados más preparados, era la antesala para entrar en la unidad de fuerzas especiales del Ejército Mexicano. Podía parecer un destino tranquilo, incluso aburrido. Pero su rito de iniciación era legendario. Y todos los sábados lo repetían, para estar listos para cuando llegasen los nuevos reclutas. Muchos afirman que Chuck Plahniuk escuchó hablar de este ritual por boca de algún exsoldado y que se inspiró en ello para crear su ópera prima de 1996 “El Club de La Lucha”, la novela en la que se basaba la película que David Fincher había llevado al cine en 1999. Y quizá no estarían muy equivocados, ya que muchas de las premisas que Plahniuk exponía en su novela eran similares, por no decir copiadas, del Club de la Pelea que tenían montado en el sótano del acuartelamiento. Había una serie de reglas simples: - No se habla del club de la pelea. - Los nuevos no saben que vienen para pelear. - El club de la pelea es un medio para eliminar las tensiones del día a día en el acuartelamiento. Pero con la llegada de los nuevos, se convierte en un método de selección. - El novato que gane, obtendrá el status del soldado al que haya vencido. Eso hacía que, durante las semanas normales, cada sábado, los soldados luchaban entre ellos por mejorar su status, acceder a favores por parte de los jefes, permisos y días libres… De tal forma que, cuando llegasen los nuevos y se les informase del ritual de iniciación, tratarían de vencer al que más estatus tenía para intentar ganar todos sus privilegios. Si algún soldado se negaba a pelear, se dejaba ganar o, simplemente, no competía hasta el abandono del contrario, sería expulsado del destacamento y, probablemente del ejército, con un informe negativo que lo perseguiría el resto de su vida. Si perdías más de dos combates, también estabas fuera automáticamente, serías reasignado y la deshonra se quedaría contigo. Pero si ganabas, tenías en tu mano el derecho a decidir tu futuro. El soldado Mares había sido un buen combatiente en su estancia en el destacamento. Era el 3er soldado con más privilegios (la comida seguía siendo la misma bazofia de siempre, pero al menos tenía chocolate de calidad, tabaco americano…) y de los más veteranos. Había pasado 2 años en el destacamento, mucho más del tiempo medio de permanencia de un soldado en una unidad como esa (había algunos que no superaban los 6 meses). Pero para Mares, estar allí era una vía de escape, una evasión de la rutina. Le encantaba pelear, disfrutaba haciéndolo, ganaba y ganaba, status, respeto, privilegios… No quería perder nada de eso. Sin embargo, el sargento Arriaga tenía otros planes para él, no quería que Mares continuase más tiempo en el destacamento. Había llegado a sus oídos por parte de un compañero, que hacía tratos con gente de la frontera y temía que, llegada la situación de un intento de paso a través de la valla fronteriza, el soldado Mares no cumpliese su cometido y dejase pasar a esos indeseables guatemaltecos. En sus más de 10 años al mando de esa unidad, nunca había visto a un soldado permanecer tanto tiempo. Mares era distinto. Pero en la nueva hornada de soldados que habían llegado hoy, creía que había encontrado lo que buscaba: alguien que superase a Mares y lo mandase a casa. Para conseguirlo, se saltaría alguna que otra regla (al fin y al cabo, él era el que mandaba). Contrario a lo que se solía hacer, sometería a Mares a 5 combates, siendo 3 los normal, dejando para el 5º al nuevo recluta que había descubierto, el soldado Arias. Arias era una mole de casi 2 metros que imponía nada más verla. Sacaba casi 2 cabezas a cualquier soldado del destacamento, incluso a Arriaga, que gozaba de una altura considerable con su 1,85. Mientras Mares llegaba a duras penas al 1,76. El cansancio de los 4 combates anteriores sería suficiente para que Arias se cargase a Mares de un plumazo. Los demás, tendrían sus 3 combates para decidir quién se quedaba y quién se iba. Mares aceptó de buen grado, tenía ganas de pelear para eliminar la tensión y la rabia acumulada. Tanto era así que mandó a los 2 primeros a la enfermería sin muchos problemas. Dos soldados enclenques que no habían aguantado un par de luxaciones de codo y rodilla respectivamente. Sus 2 años de estancia en el acuartelamiento, unido al entrenamiento militar y a sus conocimientos previos de artes marciales, lo habían convertido en un luchador bastante dotado (en más de una ocasión se había planteado si su futuro no pasaría por la UFC o la WWE en vez de en el ejército). El 3er soldado le puso las cosas algo más difíciles. Arriaga lo había colocado ahí como primer obstáculo para echarlo a la calle. Martínez era un chaval fuerte, de Tijuana, que había dedicado su adolescencia al boxeo y las peleas callejeras. Mares aún no contaba con ningún golpe fuerte en su cuerpo, pero la primera de Martínez fue directa a la cabeza. Lo que le generó una herida en la ceja por la que comenzó a sangrar profusamente. Mares se tocó la ceja, vio la sangre y arremetió contra Martínez, si se mantenía cerca de él tendría más difícil que lo golpease con fuerza. Lanzó dos codazos fuertes al cuello de Martínez, que le hicieron retroceder, espacio suficiente para que Mares saltase y propinase una patada en el pecho de Martínez que lo hizo caer de espaldas a dos metros de distancia. Mientras tanto, los demás soldados hacían un corrillo alrededor de ellos y los jaleaban, mientras que Arriaga observaba desde una distancia prudente el dantesco espectáculo. Martínez se levantó y se lanzó a por Mares, que lo dejó pasar a la vez que le clavaba el codo en la nuca, lo que hizo que el exboxeador volviese a caer al suelo. Mares le propinó una patada en el costado que hizo que su contrincase se revolviese de dolor y se colocase boca arriba. Con la bota, Mares le selló la cara con otra patada que dejó inconsciente a Martínez, significando la 3ª victoria del soldado. Gritó de rabia señalando al cuarto. Gaztañaga había aprendido la lección, no darle a Mares posibilidad de usar los codos. En una maniobra bastante sucia, comenzó la pelea agachándose y tirando un puñado de arena a la cara de Mares. Éste, se llevó las manos a la cara para tratar de quitarse la arena mezclada con sangre y sudor que había formado una especie de pasta espesa en su rostro. En esas décimas de segundo, Gaztañaga se lanzó a su estómago y levantó a Mares en volandas, haciéndolo caer de espaldas. El golpe dejó a Mares sin respiración, mientras recibía una lluvia de golpes. Los soldados jaleaban al nuevo, que parecía que podría vencer a Mares. Pero el veterano respondió con un puñetazo en la nuez de Gaztañaga, que cortó su respiración y su sonrisa victoriosa. Jadeaba a cuatro patas llevándose una mano al cuello, mientras Mares se levantaba y escupía una buena cantidad de sangre. Se sentó sobre él y le pasó el brazo derecho alrededor del cuello mientras con el izquierdo cerraba y apretaba con fuerza contra su pecho para estrangularlo. Los ojos de Gaztañaga parecía que se le saldrían de sus cuencas mientras su cara se tornaba de un color rojo vivo. Luchaba por respirar mientras manoteaba y pataleaba, ya boca abajo en el suelo. Golpeó tres veces el suelo antes de perder el conocimiento en señal de rendición. Mares se levantó jadeando, con las manos en las rodillas, tratando de recuperar el resuello. Se irguió con dificultad justo a tiempo para ver como una mole de 2 metros se aproximaba a gran velocidad hacia él. Sintió como su esternón crujía cuando Arias le clavó el hombro a la carrera y lo lanzó a tal distancia que los soldados que formaban el corrillo cayeron al suelo con él. Era la primera vez que temía que pudiese tener algo roto. Respiraba con dificultad cuando se intentó levantar, pero Arias llegó antes de que lo consiguiera, le cogió del pelo para ayudar a levantarse a la vez que estrellaba su puño derecho contra su rostro. Del golpe escupió un par de dientes y un borbotón de sangre. Le había partido el labio. Mares trató de golpearle, pero su puñetazo dio al aire. Aprovechando ese movimiento fallido, Arias volvió a golpearle la cara. Otro diente menos. Mares se zafó como pudo de la presa de Arias y esquivó un tercer golpe a la cabeza, que podría haber sido el definitivo. Le iba a costar mucho superarlo, debía buscar alguna alternativa para conseguirlo. Con un salto atrás esquivó otro puñetazo, aprovechó el movimiento del brazo para sujetarlo por la muñeca y lanzar una patada a su codo. Oyó el crack a la vez que Arias aullaba de dolor. Los demás soldados gritaban jaleando a ambos. Arias comenzó a respirar agitadamente mientras las venas de su cuello se hinchaban, trató de mover el brazo derecho pero el codo le fallaba. Mares se confió, pensaba que ya lo tenía, pero el puño izquierdo de Arias golpeó su hombro a la vez que la rodilla derecha hacía lo propio con el costado contrario. Otra vez sin aire. Necesitaba algo más para superarlo, un golpe definitivo. Entonces vio el Jeep abandonado. Estaba apenas un par de metros por detrás del círculo de pelea. Tenía un plan. Dejó que Arias lo golpease un par de veces, colocando sus brazos como defensa por delante (los golpes eran tan fuertes que temió romperse el antebrazo), retrocedió hacia los soldados, que se abrieron un poco a su paso, dejando parte del Jeep a la vista. Esquivó un último golpe, saltó al capó del jeep y le propinó a Arias una patada en la cabeza con tanta fuerza que lo hizo caer de bruces al suelo. Sin dejarle tiempo a que se levantase, le cogió por el pelo y con la otra mano abrió la puerta con fuerza para estrellarla contra la cara de la mole. Comenzó a sangrar profusamente por la nariz y la boca, probablemente le había partido ambas. Cuando trató de levantarse, comenzó a golpearle con fuerza en los costados y la cara hasta que Arias dejó de moverse. Continuaba respirando, pero no hacía el más mínimo intento de moverse. Los demás soldados comenzaron a gritar y a jalear a Mares, que había superado su quinto combate. - ¡Baje aquí cabrón! – dijo señalando a Arriaga, que observaba todo desde una plataforma a 5 metros – Todo esto lo ha organizado usted. ¿Quiere echarme de aquí? Baje y pelee como un hombre. Deje de mandar esbirros. Ya he pasado las pantallas, ahora toca el jefe final. ¿Teme perder sus privilegios? ¿Teme quedar en ridículo? Ya ha hecho bastante el ridículo tratando de echarme a base de cansarme… He peleado contra 5 compañeros, usted está fresco. Le será fácil ganarme y echarme de aquí, pero hágalo usted. Ya me he cansado de esta mierda. Los soldados aplaudieron y continuaron jaleando a Mares, que respiraba con dificultad mientras Arriaga esbozaba una media sonrisa, mitad contrariado, mitad conmovido por la valentía y la bravura de su soldado. Arriaga era toda una leyenda, en su época de soldado había pasado más de 3 años superando rivales en El Club de la Pelea. 3 años que le habían granjeado el respeto de compañeros y superiores. Un respeto que no quería que Mares le quitase, pero iba por el camino. Es por ello que había urdido el plan para echarle. Un plan que había salido mal y que ahora tendría que solucionar él mismo. Bajó a la arena de lucha, ya bastante manchada de sangre, sudor y escupitajos. Se quitó la camisa del uniforme para dejar a la vista un cuerpo plagado de tatuajes y cicatrices. Mares se sorprendió de la buena forma en la que se encontraba el Cabezón Arriaga. No se lo esperaba. Sus 5 combates anteriores rivalizarían con los casi 5 años que llevaba Arriaga sin combatir, el tiempo que llevaba siendo el jefe del destacamento. Arriaga buscó el pecho de Mares con un puñetazo, sabía que en ese momento era uno de sus puntos débiles. Y lo encontró. El golpe hizo toser fuertemente al soldado y retroceder un par de pasos. Pero no lo dejaría acercarse al jeep. Su intención era llevarlo al lado contrario, contra una pared a medio derruir que pertenecía a un antiguo polvorín, y machacarlo a golpes. Lo agarró por la muñeca, giró sobre su propio eje y lo proyectó hacia delante, haciendo que Mares cayese sobre su espalda (Mares sería experto con las piernas, pero él había pasado su infancia haciendo Judo y Taekwondo). El soldado se levantó rápidamente, pero ya lo tenía donde quería, ahora solo tenía que hacerlo retroceder. Comenzó a lanzar golpes al aire, provocando que Mares fuese dando pasos hacia atrás, mientras el círculo de soldados se iba abriendo. Cuando lo tuvo contra la pared, lo primero que hizo fue estrellar su antebrazo contra su cabeza, lo que provocó un grito de dolor de Mares. Dejó el antebrazo contra el cuello del soldado mientras que con su puño izquierdo percutía el costado del soldado. Mares estaba contra las cuerdas y a punto de rendirse mientras braceaba y jadeaba. Por el rabillo del ojo observó un tubo de hierro oxidado que salía del suelo, lo bastante fino como para poder ser arrancado, pero lo bastante resistente como para usarse como arma. Tanteó con la mano la pared, mientras seguía recibiendo golpes, hasta que consiguió agarrarlo. Tiró de él fuertemente un par de veces hasta que, a la tercera, consiguió arrancarlo. Golpeó las piernas y el costado del sargento varias veces, hasta que este aflojó la presa que tenía contra su cuello. Le dio una patada en el pecho para alejarlo y, como si de un bate de baseball se tratara, le golpeó con fuerza en el costado. El golpe seguro que le habría roto un par de costillas. El sargento se giró jadeando justo el tiempo necesario para que Mares le doblase la barra de hierro contra las lumbares. El golpe fue tan fuerte que las piernas del sargento dejaron de responder y cayó de rodillas al suelo. Mares se abalanzó sobre él, lo tiró sobre su espalda y comenzó a apretar su cuello con ambas manos. Arriaga braceaba mientras su cara se iba hinchando. Mares apretaba y apretaba con una expresión desencajada en la cara… -o- - ¡Para Mares! ¡Lo vas a matar! - ¿¡Martín qué coño haces?! - ¡Que lo sueltes joder! Martín se dio cuenta de que las voces no salían de su imaginación, sino que eran 2 personas que trataban de separarlo. Volvió en sí y miró a su alrededor. Ya no estaba en los pasillos del estadio, sino en el despacho de Jair. Volvió en sí cuando se dio cuenta de que estaba estrangulando a un gorila vestido con la equipación de La Piedad. 1 1 4
jdbecerra Publicado Noviembre 17, 2018 Publicado Noviembre 17, 2018 No se que clase de giro le vas a dar a la historia pero Mares no puede ser un sucio traidor. Me cae bien el soldado Mares y tienes que sacarlo de este lío como sea. Aunque será muy difícil que consigas esto y explicar a la vez como un tío que se enfrenta a 6 rivales, con una valentía y algo más, se convierte en la marioneta de un trajeado. Supongo que el maltrato animal era para que lo llevasen al despacho de presidente y ahí urdir un plan con el entrenador. Ahora toca aprovechar la ventaja obtenida en el partido de casa para atar el ascenso. Muy agradecido nuestro entrenador que colma al chico de regalos aún sin creerse sus palabras. 1
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