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Y una vez más, me dispongo a iniciar una historia, esta vez con el Football Manager 2019 entre manos. Varios han sido mis periplos en esta sección: comencé con el Athletic y el FM13, luego seguí con el Wrexham FC inglés en el FM14 y hace cuatro años, con el FM15, completé dos temporadas con el DSC Arminia Bielefeld alemán para tener que finalizar la historia por falta de ordenador. Con el FM16 intenté comenzar una historia con el Stenhousemuir FC escocés, pero por circunstancias ajenas no pude darle siquiera un inicio decente.

Tras un par de años con pocas partidas a mis espaldas, he decidido comenzar una nueva historia donde aterrizaré en Italia, más concretamente, en Pordenone, una pequeña ciudad entre Fonatanafredda y Fiume Veneto, al norte de Venecia. El club, del mismo nombre que la ciudad, juega en la Lega Pro Girone B de la Serie C, aunque hace 5 años este club recorría la Serie D del fútbol italiano. Esta vez, lo haré con un manager sin mucha experiencia en los banquillos, pero con la Licencia Continental A y con una experiencia como futbolista profesional a nivel nacional, por lo que el reto será interesante bajo mi punto de vista.

¿POR QUÉ ESTE CLUB?

Desde hace unos años me llaman mucho los retos de coger equipos en una situación económica y deportiva y/o institucional en cierta decadencia, con pocas o nulas posibilidades de fichaje, y con la única opción de tirar de cantera o buscar en el mercado en busca de agentes libres. Por otro lado, me suele gustar elegir clubes en los que la directiva exija mejorar el juego del equipo y hacer lo posible para olvidar los malos años y embarcarse en una era de éxitos deportivos, como es el caso.

Este tipo de retos son los que me atrapan de verdad. Sin desmerecer las partidas con equipos fuertes, estas con equipos humildes son las que realmente enriquecen la experiencia en el juego. Estas son las partidas en las que sabes dónde estás hoy, pero no dónde estarás mañana. Así que en esas estamos. Veremos qué tal sale el experimento esta vez.

¿QUÉ PERSONAJE VA A PROTAGONIZAR LA HISTORIA?

En mi anterior experiencia elegí al actor belga (nacionalizado estadounidense) Johnny Galecki, más conocido en la serie The Big Bang Theory como Leonard Hofstadter, un físico experimental de cierto renombre. En esta ocasión, el personaje será nuevamente anónimo, con muy poca experiencia, creado a partir de un actor de una de las series que más me gusta: Peaky Blinders.

Se trata del actor irlandés Cillian Murphy, más conocido en la serie como Thomas Shelby, un líder de una banda criminal del Reino Unido. Su cara y reinventada vida, pasarán a formar parte de esta historia. Si bien los detalles de su personaje se explicarán en sucesivos post, he de aclarar que se trata de un varón de 42 años de edad que descubre su camino hacia el mundo del fútbol algo tarde gracias a un representante de dudoso nivel.
 
Cillian es un hombre, como cualquier otro, influenciado negativamente por la crisis económica, que no ha logrado trabajar en nada serio en toda su vida a pesar de tener una carrera, y descubre en el ecuador de su vida que su futuro pasa por los banquillos de los equipos de fútbol. Una pasión que mantiene desde bien pequeño.

Esta historia tratará sobre él, su inexperiencia en los banquillos, sus relaciones con los jugadores, quienes probablemente le vean como un mal negocio, como un hombre sin pasado, con poco que contar. Esperemos que descubran que sabe de fútbol como pocos y de que tiene más ganas que nadie de demostrar su valía de una vez por todas. ¿Se hará valer en Italia?, ¿logrará hacerse un nombre en esta ciudad o por contra será cesado antes de Navidad?, ¿tendrá que volver a EEUU con las orejas gachas pidiendo de nuevo sopitas o cumplirá su sueño de entrenar a los más grandes del mundo? Veamos qué le depara el futuro al pobre Cillian…

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Imagino que mi nombre no os aportará gran cosa; más bien nada, así que me veo en la obligación de presentarme de una manera más detallada. Como ya he dicho, me llamo Cillian Murphy, tengo 42 años, nací en Douglas, un pueblo ubicado a las afueras de Cork (Irlanda), y hace ya 10 años que obtuve mi Licencia Continental A como entrenador de fútbol tras una carrera futbolística que siendo muy optimista, tuvo más sombras que claros. Con 16 años mis padres me trajeron a EEUU, más concretamente a Nueva York, y desde entonces, y aunque siempre tengo a Irlanda en mi mente, llevo residiendo en esta gran ciudad.

Mis pinitos en el fútbol han sido de escasa entidad, por lo que no creáis que soy el típico manager que escoge un equipo de una liga desconocida por cursar un nuevo reto o porque está empachado de éxitos. Qué va. Mi mayor éxito ha sido convencer al presidente del equipo de que yo era el aspirante adecuado, y en ese aspecto, las cosas como son, debo reconocer el gran talento de mi representante, el gran Luca Changretta, que a pesar del apelativo, es tan conocido entre sus colegas de profesión como yo entre los míos. Sin embargo, y gracias a su labia, heredada, entiendo yo, de sus ancestros mafiosos, consiguió abrirme las puertas de las oficinas del Pordenone Calcio y darme así la posibilidad de contarle mi vida a Mauro Lovisa. Si no llega a ser por él, seguiría con mi apasionante vida como dependiente del Starbucks de la calle Broadway en Nueva York.

Lo sé, queréis saber qué fue de mí en el fútbol como jugador y después como entrenador. O quizá no y os la sople, pero hoy me he levantado hablador, y qué demonios, debo aprovechar vuestra atención; en el Starbucks no me pagaban precisamente por contar mi vida, y esta a fin de cuentas es mi historia.

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Tras llegar a EEUU, mis padres me llevaron a distintas pruebas deportivas en los clubes de fútbol de alrededor, formando parte de varios equipos estadounidenses de escasa entidad en ligas menores. Solo tuve la oportunidad de jugar en un club más conocido, el Atlanta United, eso sí, entre los reservas, donde despuntó más el palo del córner del estadio Mercedes-Benz que yo. Las cosas como son. El Director Deportivo, Carlos Bocanegra, que tenía mejor ojo que el ojeador que me recomendó, me puso las maletas en la puerta al término de la primera temporada. Y con razón: no daba la talla. Tras seguir varios años en clubes de medio pelo estadounidenses, me di cuenta de que quizá mi futuro no tenía nada que ver con darle patadas a un balón, sino más bien con mandar dárselas a otros. No me lo pensé mucho, y obtuve inicialmente la Licencia Nacional C. Más tarde conseguí ir completando cursos hasta llegar a la actual, la Licencia Continental A, que me da la posibilidad de entrenar a clubes que al menos disponen de un campo que no se asemeje tanto a un patatal. Todo un logro.

Con esta última licencia, conseguí entrenar a varios clubes de escasa relevancia en Estados Unidos gracias a mi pasado como jugador. Nombres como St. Louis FC, Reno 1868, u Orange County FC os dirán muy poco. O nada. Pero fueron mis primeros pinitos como gestor de plantillas y estoy muy orgulloso de ello. De hecho gracias a esos trabajos pude darme cuenta de que me gustaba eso de entrenar. Y mucho. Sin embargo, mi última experiencia en el Tulsa Roughnecks no pudo ser peor. Tras un comienzo nefasto, conseguimos salvar la categoría y quedar en una posición noble de la tabla (mejor de lo que indicaban los objetivos de principio de temporada). Aún así, este logro únicamente sirvió para que el presidente decidiera darme puerta de mala manera, intentando ahorrarse además un finiquito que era mío por derecho. Luca hizo gala de su saber estar, y dedicó su más que elaborado abanico de insultos en su idioma natal, el italiano, pero parece que la capacidad intimidatoria que antaño tenía su estirpe, estaba ya extinta, porque al día siguiente yo estaba igual de despedido. Total, que esta experiencia hizo que terminara muy quemado y decidiera dar un giro a mi vida. Sí, en el Starbucks. Ya, ya lo sé, el giro no fue del todo calculado, pero me sirvió para reorientar mi vida, y mis objetivos, y sobre todo para olvidar esa última experiencia que me tomé tan en serio. Y en fin, allí estuve poniendo cafés durante dos largos años.

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Por suerte, Luca me llamó y me dijo que no tenía un duro y que yo era su único cliente, por lo que le parecía la mar de interesante el hecho de que dejara de hacer el anormal y me pusiese manos a la obra en buscar un nuevo reto que me permitiera volver a los ruedos, y sobre todo, que le permitiera a él dar de comer a los suyos. Y no sé exactamente en qué orden. O sí, pero da igual. El caso es que le dije que estaba en su mano mostrarme alternativas que poder estudiar, y si bien mis esperanzas eran escasas, pronto Luca me demostró que esa escasez era incluso un atrevimiento dadas las circunstancias. Nadie me conocía y tampoco querían hacer nada por cambiar esa situación, así que finalmente y tras varios meses de búsqueda intensiva por parte de Luca, decidí seguir con mi mundo y dar por finiquitadas mis esperanzas de volver al mundo del fútbol. Seguí con mi trabajo de 8:00AM a 6:00PM (fines de semana incluidos) por unos rácanos 1.700 dólares que a duras penas me daban para pagar el alquiler y comer. Vivir en Nueva York no es tarea fácil.

Sin embargo Luca tenía otros planes. Sobre todo porque en casa tenía varias bocas que alimentar y su sueldo como secretario en un club de medio pelo en Newark no le daba para tanto. Más bien para nada. Así que le dio algunas vueltas, y tarado de él comenzó a realizar llamadas a Italia. Pero no a su familia, sino a clubes italianos que pudieran recordar lo que significó su apellido por aquellos lares durante los siglos XIX y XX, y así poder cobrarse algún que otro favor. Si bien hubo varios clubes que efectivamente recordaban sus orígenes, encontraron diversas excusas para evitar siquiera el concederme una entrevista teniendo en cuenta que mantenían el puesto vacante. A pesar de los malos presagios, finalmente hubo un presidente, que sin recordar con exactitud las hazañas (por llamarlas de alguna manera) de su familia, recordaba al abuelo de Luca, el ilustre Enzo Changretta, que al parecer había ayudado al equipo en varias ocasiones con inyecciones económicas de dudosa procedencia, por lo que tuvo a bien invitarme a una entrevista de trabajo, que a priori entendí forzada dada la ayuda que prestó la familia Changretta al club que actualmente presidía. Aún así, no iba a desaprovechar la ocasión de darme a conocer.

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El club tenía prisa por contratar a un nuevo entrenador, ya que había una pretemporada que preparar y un club que reorganizar, por lo que tuvimos que darnos prisa en sacar los billetes de avión con dirección a Pordenone, que finalmente, y dadas nuestras limitaciones económicas, tuvo escalas en Sevilla, Bilbao y Venecia. Tanto Luca como yo nos dejamos gran parte de nuestro futuro alimenticio en la compra del billete de avión, pero era un esfuerzo necesario si quería comenzar a dar un giro real a mi vida, y dedicarme a una profesión que me había llamado la atención desde el primer día. Imaginé que la pasta sería barata en Italia, así que di por hecho que alimentaríamos de fetuccine, raviolis y ñoquis. Si todo salía bien, habría tiempo de invertir parte del nuevo salario en laxantes y remedios purgantes de diferente índole.

Antes de viajar tenía que pedir permiso en el Starbucks, no siendo esta precisamente una tarea sencilla. El último permiso que se concedió a un trabajador que solicitó un par de días por mudanza, resultó ser un permiso indefinido, o lo que es lo mismo: “vete, pero no vuelvas”. Sin embargo, el encargado de este establecimiento, un regordete llamado Sean, me tenía cierto aprecio tras haberme fichado en una partida en Football Manager 2005, mientras jugaba en los reservas del Atlanta United, por lo que le conté con exactitud por qué demonios necesitaba un permiso de un par de días NO indefinido, y accedió siempre y cuando estuviese dispuesto a desentenderme de las propinas de ese mes y por supuesto, del sueldo de esos dos días. Amén de invitarle a un partido importante si aquello cuajaba. Era justo, así que le di las gracias y me marché raudo y veloz a preparar una pequeña mochila de superviviente.

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Al día siguiente me encontraba en el aeropuerto Kennedy, dispuesto a emprender el vuelo que a posteriori me llevaría a firmar mi primer contrato como manager tras mi lapsus laboral en Starbucks. No llamé a mis padres… prefería no darles esperanzas y que finalmente tuvieran que aceptar de nuevo que su hijo fuese un empleado de Starbucks con 42 años, y sin ningún objetivo claro a la vista, tras haber sido rechazado una vez más en ese mundo que no comprendían y que creían vetado para mí. No, esta vez elegí dejarles en paz, que ya era hora…

Continuará...

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Luca y yo llegamos a Italia a eso de las 8:00AM. Cansados… ¡¿qué cansados?!: muertos. Las escalas son probablemente el peor invento del hombre. Sin exagerar. Nos tomamos un café con el poco dinero que nos quedaba en los bolsillos, y pudimos ver las cosas con mejor humor. El café, probablemente era el mejor invento del hombre.

Habíamos quedado a las 8:30AM en la zona de Taxis del aeropuerto Marco Polo, y me alegró ver que independientemente del motivo que llevó al presidente a aceptar reunirse conmigo, mantuvo lo acordado, y un vehículo con un cartel donde aparecía el apellido de mi amigo y representante Luca Changretta, hizo acto de presencia en la última plaza habilitada para taxis.

El conductor resultó ser un directivo del club llamado Francesco Xausa, quien tras estrecharnos la mano, nos sorprendió, o al menos a mí, regalándonos un beso en cada mejilla. Luca, a pesar del tiempo que llevaba residiendo en EEUU, no pareció tan sorprendido y respondió con unas cuantas palabras en italiano que no me molesté en entender. Francesco nos invitó a tomar asiento en el coche, un Audi modelo Q8 por el que a día de hoy mataría por poder conducir. Francesco nos llevó a las oficinas del club situadas en las instalaciones de entrenamiento denominadas Bruno De Marchi, a 100 kilómetros del aeropuerto.

Durante el trayecto, el directivo nos habló en un perfecto inglés sobre el club y la urgencia por contratar un entrenador. Nos comentó que buscaban dar un giro a la trayectoria del club, pero sobre todo a la filosofía como institución. No nos dio muchos detalles, pero sí insistió en que el presidente tenía muy claro que el club necesitaba un lavado de cara y un cambio de rumbo bastante radical. Al parecer Luca tenía razón cuando me comentó en el vuelo que la prensa hablaba de un club desgastado y con una filosofía que no funcionaba. Según me comentó, el club se había dedicado a fichar viejas glorias de dudosa calidad, y la carencia de compromiso y motivación, había sumido al club en una crisis institucional de la cual querían salir lo antes posible.

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Llegamos a las oficinas a las 9:10AM y en la puerta nos esperaba el presidente Mauro Lovisa, que nos homenajeó con los mismos saludos que su compañero en el aeropuerto. Luca, una vez más, utilizó su idioma natal para salir del paso y probablemente sumar algún punto adicional a nuestro casillero. Por suerte, y al igual que su compañero, Mauro utilizando el inglés, nos invitó a entrar en el interior donde había una sala de reuniones bastante austera en la cual pudimos degustar otro café, en esta ocasión un capuchino servido por el propio presidente. Todo un lujo, pensé.

En la sala comenzaron a aparecer más miembros del club, los cuales iban siendo presentados por Mauro y tomando su asiento correspondiente. No parecía una reunión forzada para quedar bien con la familia Changretta. Parecía más bien una reunión en la que se nos concedía la oportunidad de pujar por el puesto. Los nuevos asistentes a la reunión eran: Frabizio Cometti, Director general, y Giampaolo Zuzzi, Francesco Rosanda y Francesco Xausa como directivos del club. Había llegado la hora de poner las cartas sobre la mesa…

No fueron muy duros, pero dejaron muy claro que hacerse cargo de un equipo no era moco de pavo. Y menos en las circunstancias en las que se encontraba el Pordenone. Insistieron que las condiciones laborales no serían nada del otro mundo y de que tendría poco margen de error. Me preguntaron sobre mi experiencia laboral (empezamos bien, me dije…) y sobre mis conocimientos futbolísticos. Me preguntaron por mis filosofías deportivas, qué tipo de opinión me merecían las categorías inferiores, y un sin fin de preguntas relacionados con mi forma de ver el fútbol y mi idea de gestionar un club. Indudablemente mi experiencia en el Starbucks les tiró de los tres del más largo.

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El Sr. Lovisa me dejó claro lo que ya sabía, que yo era un inexperto en los banquillos, que no tenía experiencia alguna a cargo de un grupo de personas y que este proyecto podía quedarme realmente grande, pero por otro lado, insistió en que la novedad podría hacer que me creciera, que diera el do de pecho, que me esforzara aún más por lograr resultados y que mi velocidad de aprendizaje fuese cercana a la de la luz. Fue sincero: actualmente no había más candidatos al puesto; nadie quería hacerse cargo de un equipo con tan baja moral, que a pesar de los buenos resultados clasificatorios, llevaba una trayectoria institucional bastante irregular y que necesitaba de un cambio urgente si se quería mantener una trayectoria más constante en el tiempo. Se trata además de un grupo humano inestable que a día de hoy se conformaba con cobrar la nómina a fin de mes.

El presidente me comentó que la idea de la directiva era la de hacer especial hincapié en la formación de jóvenes jugadores, y obviar en la medida de los posible la contratación de viejas glorias. Para ello habían conformado este año los equipos Sub-20 y Sub-18. Querían un proyecto de futuro orientado en la autosuficiencia, pudiendo crecer tomando como base jugadores propios, y mi perfil podría ser eficaz por no traer vicios ni exigencias y asumir las directrices de la directiva sin excepción. 

Yo no estaba seguro en qué podía ayudar el hecho de contratar a un técnico inexperto (y quizá esta expresión se quede incluso corta), pero en esta ocasión fue el directivo Rosanda quien tomó la palabra. Dijo que creía que podría ser un golpe de efecto. Podría ser que con este paso los jugadores creyesen que la directiva quería pensar en un proyecto a largo plazo en todos los sentidos, y que quizá este cambio era el primero de una larga batería de medidas con el objetivo de poner los cimientos de un club que pensaría más allá del día de hoy. No era mala idea, pero me tocaría comerme un marrón muy gordo en este banquillo. No me querrían ni en pintura, pero esa era harina de otro costal. Y yo no estaba para exigencias ni cambios de guión.

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El presi nos invitó a un tentempié en el bar del estadio con el objetivo de rebajar el nivel de tensión de la conversación. Quería que la información llegase por fases y no todo a la vez. Y se agradecía. Lo siguiente, según me comentó, sería hacerme un resumen de los datos del club, luego enseñarme las instalaciones y después, mostrarme la situación económica del club. Si para aquel momento, nadie había salido corriendo de la sala, pasarían a mostrarme la relación de empleados con los que contaba el club actualmente, para finamente dar una vuelta por la sala de trofeos del club y el museo, dando por finalizada la reunión. Pero ahora tocaba un descanso.

Mientras me comía una tortilla y saboreaba un té rojo, pensaba en todo lo que habíamos hablado. Tenía claro que contaban conmigo; tan claro como que sería el trabajo más duro que jamás había tenido. No me saldría ni un solo callo en las manos, pero lidiar con veintitantos jugadores desmoralizados era una tarea que pesaba mucho sobre mis hombros, y aún ni había firmado un contrato. Y no solo eso, las condiciones laborales no serían las más optimas, y probablemente el presupuesto sería limitadísimo. ¿Pero quién era yo para rechazar un trabajo?, ¿quién era yo para decir NO a un trabajo como entrenador de fútbol, algo que había soñado miles de veces? Me tiraría al fango aunque me dijesen que los jugadores del Pordenone no tenían piernas.

Continuará...

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Tras tomar el almuerzo volvimos a las oficinas, y Fabrizio Cometti, el Director General y asesor financiero me mostró los números con los que trabajaba actualmente el club. Si bien no suele ser información que el club facilite a con tanta facilidad teniendo en cuenta que yo aún no había firmado contrato alguno, tanto Sr. Lovisa como Cometti, querían que tuviese toda la información disponible para tomar una decisión en condiciones.

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El club, apodado Neroverdi o Ramarri del Noncello, tenía un valor nominal muy bajo, así como la cantidad de abonados (450) para un estadio, el Ottavio Bottecchia que rozaba los 3.100 asientos. El historial en liga, dejaba entrever que se trataba de un equipo regular, poco propio en estas categorías y con estos presupuestos. Si bien la competición actual, la Lega Pro Girone B, no se le quedaba grande al equipo, siendo muestra de ello los puestos que había logrado los años anteriores, era evidente que esto era una de pan para hoy y hambre para mañana, ya que gran parte de las viejas glorias habían abandonado el club y lo habían dejado a los pies de los caballos de cara a la temporada 2018/19. La política de fichar jugadores con edades altas tiene resultados a corto plazo, pero dejan un vacío muy peligroso cuando se marchan, más si cabe cuando lo hacen en manada. Además, el anterior entrenador, Attilio Tesser, abandonó el club tras la espantada, dejando una situación aún más delicada.

El Pordenone también supo lo que era la división Eccellenza, pero hace ya diez años de aquello, justo cuando comenzaron su ascensión hasta la Serie C. En 2005 lograron salir vencedores de la Copa Eccellenza Friuli-Venecia Giulia y en 2006 consiguieron el subcampeonato en la misma competición copera. En la actual división también lograron un segundo y tercer puesto las temporadas 2015/16 y 2016/17, pero no pudieron superar los Playoff de ascenso.

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El presupuesto para fichajes, establecido en 164.999€, no era nada halagüeño, por lo que probablemente habría que tirar de cantera o de jugadores libres en caso de necesitar refuerzos. En cuanto al presupuesto salarial, estipulado en 1.744.524€, de los cuales solo se disponía actualmente de 68.815€ por tener el restante asignado ya a la partida actual, también podrían suponer un problema para nuevas llegadas, por lo que habría que analizar concienzudamente los salarios de los jugadores para determinar si alguno estaba cobrando demasiado para el papel que pudiera llegar a tener en el equipo, aunque me estaba adelantando mucho. Mi cabeza siempre solía ir más rápido de lo que debiera.

Por suerte el club carecía de préstamos o deudas, lo que significaba que lo que había en caja era activo real. Lamentablemente solo se contaba con un patrocinio, el de la camiseta, que aportaría 350.000€ durante los próximos 4 años, por lo que era necesario trabajar en el cierre de acuerdos con distintas marcas publicitarias de cara a ampliar el capital del club.

Este punto fue realmente interesante ya que trataba sobre las instalaciones tanto del primer equipo como las de los juveniles. Por suerte, y si bien las instalaciones eran adecuadas en general, las de entrenamiento eran normales, al igual que las de los juveniles, con lo que se podría trabajar con cierta comodidad. Además, la política de juveniles del Pordenone era superior a la de la media en liga, por lo que se podría trabajar también con los más jóvenes con ciertas garantías, ahora que el club había realizado un desembolso importante en la creación de las dos categorías inferiores Sub-20 y Sub-18.

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El estadio, en malas condiciones arquitectónicas, pero con buen césped, podía acoger a un total de 3.089 personas, un número muy elevado teniendo en cuenta la media de asistencia, que no llegaba a los 1.000 aficionados. La buena noticia era que el campo era propiedad del club, lo que significaba que no habría que pagar alquileres ni préstamos. En este estadio entrenaba el primer equipo. Sin embargo, el juvenil entrena en el Centro Sportivo “Bruno De Marchi”.

Por último, llegó la parte en la que se analizaban los recursos humanos de los que contaba el club. Por lo que pude ver que dos áreas contaban con un empleado de más (Preparadores Sub-20 y Ojeadores), mientras que diez áreas no contaban con ningún empleado cuando lo aconsejable era contar con uno o dos. Esto habría que analizarlo en su momento ya que en un club lo que no sobran son técnicos.

Me sorprendió negativamente el hecho de que el club no contara con científicos deportivos y analistas de datos; técnicos más que necesarios en cualquier club que quiere analizar el mercado y además monitorizar la evolución de sus jóvenes promesas. En caso de acceder al cargo, habría que empezar por rellenar los huecos vacantes en las distintas áreas del cuerpo técnico del club. Según la versión del presidente, los dos analistas de datos que había, abandonaron el club al terminar la temporada pasada debido a la gran desbandada sufrida en el club.

Continuará...

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El Pordenone Calcio se fundó en 1920 con el nombre de “Football Club Pordenone” y comenzó su propio viaje  en la Tercera División (llamada Veneto-Giuliana). Permanece en esta categoría hasta la temporada 1928-29. Los partidos de casa se llevan a cabo en el rectángulo de la Casermette (hoy Palamarmi). Estos son los años en los que domina el ciclismo: entre los mitos de las dos ruedas se encuentra, sin duda, el nombre de Ottavio Bottecchia, del cual el estadio de la ciudad actualmente toma su nombre. El fascismo llega y la influencia del régimen es perceptible en el nuevo cambio de denominación social, “Terza Coorte A. Salvato, 63ª Legione Tagliamento”. En 1927 pasa a llamarse Unione Sportiva Pordenonese. En 1929, el equipo de Pordenone se inscribió en el recién formado Campeonato U.I.L.C di Prima categoria, Girone A, bajo el nombre de “Pordenone Liber Football Club”. El mismo éxito se repite en la temporada del año 1930/31 con el nombre “Associazione Sportiva Dante Alighieri”. En mayo de 1932, el equipo neroverde consigue el ascenso al campeonato de Primera División. Después de la ascensión entre las diferentes categorías, en la temporada 1939/40, se consigue el registro del equipo en la Serie C.

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LOS AÑOS DE LA CINCUENTA: Siguen los campeonatos difíciles hasta la cuarta serie de la temporada 1952/53, donde después de un largo enfrentamiento con Mestrina, los neroverdi alcanzan el primer puesto, ganando las finales por la conquista de la Serie C. En las finales, después de la victoria contra Carrarese (1-0) y Magenta (1-0), el sueño se desvanece en la vuelta contra Carrarese. Al año siguiente el campeonato se termina en el cuarto lugar. Pero no es suficiente, porque  el fútbol del Pordenone quiere apuntar más alto, pero son años sin transcendencia. Los neroverdi logran el octavo puesto en la temporada 1954/55, el undécimo en 1955/56 y sexto en 1956/57. Al final de este último año, el club pasa a manos del profesor Silvio Cirielli, director del laboratorio de investigación clínica del Hospital Pordenone, asistido por Lino Zanussi. No hay grandes resultados a nivel del Primer Equipo, pero el Pordenone Calcio pronto se convierte en una verdadera escuela de fútbol reconocida a nivel nacional. En 1957/58, el equipo participó en el campeonato Eccellenza, pero a pesar de la presencia del ex jugador del Milan, Omero Tognon, concluye el torneo en el décimo lugar. Debido a la reestructuración de los campeonatos, el equipo neroverde se presenta al inicio de la Serie C 1958/59. Digno de mención es el “legendario” partido de la Copa de Italia jugado contra Torino, perdiéndolo por 2-1. El campeonato es muy difícil: el Pordenone concluye el último con solo 25 puntos. Afortunadamente no hay descensos y el equipo regresa de nuevo al inicio de la Serie C.

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LOS AÑOS SESENTA: La 1959/60, es una temporada llena de satisfacciones: se terminó en tercer lugar con 40 puntos, detrás del Pro Patria, descendido de la Serie B, y Bolzano. El club está muy bien estructurado y es un caldo de cultivo para jóvenes muy interesantes. Se hace un nombre por encima de todos: ese Gianfranco Zigoni que luego vestiría las camisetas de Juventus (Pordenone en ese momento es un club satelital), Roma y Hellas Verona. En la temporada 1960/61 quedan decimocuartos, un año en el que los entrenamientos de los Juniores liderados por Giuseppe Romano se gradúan en Italia. Al año siguiente, la gerencia decidió enfocarse en un equipo joven, con una edad promedio de no más de 22 años. Justo en esa temporada, el famoso periodista de Pordenone, Gildo Marchi, llama al equipo neroverdi “el ramarri del Noncello”, una intuición que queda en la historia del deporte. En 1962/63 el equipo obtiene la salvación al terminar en el puesto 14. Pero nada puede hacer en la temporada 1963/64 que registra el descenso a la Serie D. Entre las pocas satisfacciones del año hay tres convocatorias internacionales, con Riccardo Piva compo premiado. El club sigue con muchas participaciones en la Serie D, con fortunas alternas, pasando a la historia el 22 de febrero de 1968, como el día en que se proclamó la provincia de Pordenone. 

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LOS AÑOS SETENTA: El equipo intenta regresar con compromiso a las ligas profesionales, pero se debe esperar a la temporada 1969/70 para acercarse a la Serie C. Después de un campeonato emocionante se debe recurrir a los Playoff, jugando contra el Trento en el campo del Valdagno. Se apoya al equipo, pero al final del partido llega la derrota por 2-0. La decepción dura mucho tiempo y los siguientes campeonatos no dan satisfacciones importantes. El ascenso llega en la temporada 1978/79. Es la era del presidente Ugo Caon. El 20 de mayo de 1979, frente a tres mil personas en el estadio “Bottecchia”, el equipo dejó escapar el boleto para la Serie C2, otorgándoselo al Montebelluna

LOS AÑOS OCHENTA: El fútbol profesional está de vuelta en el candelero. El equipo comenzó bien de inmediato con la victoria sobre Carpi con goles de Catto y Rossi. Pero no es un gran campeonato, terminando en el cuarto lugar con 28 puntos. Cambios en la cúpula. El accionista mayoritario resulta ser Giuseppe Gregoris. La mejor posición liguera de los años ochenta viene en la temporada 1987/88: séptimo lugar. Al año siguiente el equipo retrocede (penúltimo), saludando muy de cerca al campeonato de la Serie C2. En 1989/90, Giuseppe D’Antuono llega como presidente, quien contrata entre otros al ex interista Evaristo Beccalossi. El equipo queda último y abandona la Serie D.

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LOS AÑOS DE NOVENTA: El descenso también continúa al año siguiente, cuando el equipo neroverde ocupa de nuevo el último lugar, en la Eccellenza, y cae en la categoría. En 1991/92, el primer campeonato en la categoría, el equipo comenzó a mostrar signos positivos y terminó cuarto. En 1992/93 el pasaje de ascenso  vino después de muchas decepciones. En 1993/94 el equipo ocupó el sexto puesto en la clasificación con 33 puntos. En 1994/95, el club se encuentra con el presidente Ettore Setten, quien marcará una parte importante de su historia. Los resultados llegan de inmediato con la victoria final del campeonato de ascenso y la transición a la Eccellenza con 50 puntos, 9 más que Pozzuolo, en segundo lugar. En 1995/96 llega el codiciado ascenso a la Serie D, al final de una gran pelea con el Cormone, que ve a los “ramarri” alcanzar el segundo lugar, pero gana los playoffs del ascenso. Victoria memorable en los penaltis frente a un estadio lleno contra el Rovigo. En 1996/97, en el primer año en el Campeonato Amateur, el equipo neroverde terminó con un honorable quinto puesto en el torneo ganado por Mantova. En el campeonato de 1997/98, el equipo termina en la mitad de la clasificación. En la siguiente temporada el Cav. Ettore Setten y Pierantonio Rigo formaron un gran equipo. El Pordenone termina quinto, ganando el campeonato el Montichiari. En 1999/2000 se logra otro quinto lugar.

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LOS AÑOS DOS MIL: En 2000/2001, Ettore Setten construye un nuevo equipo para ganar, pero el campeonato “dice” Thiene. La broma ocurre frente a dos mil espectadores, con el equipo neroverdi que después de liderar todo el campeonato, y lograr un 1-0 a su favor en el choque con los Vicentini, un error y luego un fallo en el final, hace que pierdan por 1- 3, entregando el ascenso a los adversarios. La cita con el ascenso, sin embargo, se pospone solo por un año, al final de la temporada 2001/2002 . El viaje ganador es el de los neroverdi que regresan después de 13 años en la Serie C2. El equipo termina el campeonato con 71 puntos, 8 más que el segundo, el Belluno. Finalmente vuelve a estar entre los profesionales. El debut es en Valenza Po contra Valenzana: derrota inmerecida por 1-0, pero el equipo está bien posicionado y dio buenas muestras de fútbol. A pesar de los problemas corporativos posteriores, los neroverdi llegan a un paso de los Playoff y luego se salvan sin preocupaciones. En el verano de 2003, la no aceptación por parte de la FIGC de la entrada del equipo a la Serie C2 por incumplimientos, es un golpe. Setten lo deja a favor de Lino Mungari. El nuevo presidente inscribe al equipo en la Eccellenza, pero el resultado será negativo: el descenso. La temporada 2004/2005, es una temporada de ascenso: en verano, el nuevo Pordenone nace de Don Bosco. Giampaolo Zuzzi, el ex presidente, Gian Paolo Zanotel y el entonces alcalde de Pordenone, Sergio Bolzonello, dan vida al “Ramarro” que se inscribe en el Ascenso y conquista la Copa regional de Italia (por primera vez en su historia) el 6 de enero de 2005, superando a Gonars por 3-0 en la final, en el campo neutral de Fagagna. El equipo neroverdi recuperó la Eccellenza al terminar segundo detrás del Tricesimo en la liga, pero ganó los Playoff contra el San Daniele por 1-0, en el campo neutral de Codroipo, frente a unos mil espectadores. 

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Temporada 2005/2006: los neroverdi ganan el campeonato de Eccellenza y regresan a la Serie D con 64 puntos de ventaja sobre Sevegliano. Temporada 2006/2007: la etapa de la Serie D vuelve a abrirse después de 4 años. El equipo entre máximos y mínimos navega en aguas tranquilas a 10 días del final. El final de temporada tiene una sorpresa amarga, conquistando solo 2 puntos en 10 partidos… de hecho, Pordenone se enfrenta a un dramático desempate para evitar el descenso con Rivignano. En San Vito al Tagliamento, los “Ramarri” perdieron por 1-0, frente a dos mil personas, dejando la categoría. Temporada 2007/2008: Los neroverdi regresan a la Serie D con el nuevo presidente Mauro Lovisa, ganando el campeonato de la Eccellenza con 14 puntos por delante de Manzanese. Después de un comienzo de campeonato en busca de la fórmula correcta, los “Ramarri” derrotan a la competencia con un fabuloso partido de vuelta, que culminó en una serie récord de 11 victorias consecutivas. El mejor anotador es Sandro Andreolla, quien marca 21 goles. 

En 2008/2009, los neroverdi finalizaron en sexto lugar en el campeonato con 50 puntos, luchando hasta el final con el Chioggia por un lugar en los Playoff. 2009/2010 Los “Ramarri” luchando para comenzar el campeonato, siempre en la Serie D, y a finales de septiembre cambian la orientación técnica. Después de unos días, el equipo neroverdi comienza una serie positiva de 14 partidos y toca los Playoff, cerrando nuevamente el campeonato en el sexto lugar (igualados a puntos con el Montebelluna). Los máximos goleadores son Massimiliano Sessolo (20 goles) y Massimiliano Rossi (9 goles). Pero es en la Copa de Italia que el equipo habla más sobre ellos. Venció a Sanvitese en la primera ronda, a City of Concordia en la segunda, a Union Quinto (en penales, en casa) y luego también ganó la ronda contra Chioggia, fuera, aterrizando en los cuartos de final. En los cuartos de final a doble partido, meta ya lograda en 1998/1999. En el partido de ida gana el Bottecchia 4-2, con varios episodios negativos, y luego empató 1-1 en el Pavese. La aventura termina a un paso de la final. 

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En el campeonato 2010/2011, siempre en la Serie D, el equipo comienza con buenas actuaciones. Durante las tres cuartas partes de la temporada sigue compitiendo por los Playoff, pero después termina en décimo lugar. Al año siguiente, en 2011/2012, el equipo cerró la temporada en sexta posición luego de una gran recuperación (inicio difícil), mientras que en 2012/2013 continúa su crecimiento, acabando segundo después del Delta Porto Tolle. El 2013/2014, fue el año dorado: el equipo, luego de una increíble recuperación en el Marano, gana in extremis (último día, 1-0 en Este, marcando Denis Maccan) el campeonato con 85 puntos y luego gana el Scudetto de la Serie D (a Arezzo, por 1-0 a Lupa Roma, otra vez firmando Maccan). Después de 50 años, el Pordenone llega a la Serie C. El mejor anotador es el capitán Emil Zubin: 27 goles en 28 partidos. 

En la temporada 2014/2015 el equipo no puede evitar los Playout, donde pierde contra el Monza. En el verano de 2015 la empresa decide obtenerlo. En la temporada 2015/2016, el Pordenone combina un juego hermoso con resultados: ocupa el segundo lugar en el campeonato detrás de la Cittadella y se rinde solo ante Pisa en la semifinal de la Serie B. La cosecha se registra como la mejor de la historia en sus 96 años. En 2016/2017, el Pordenone confirma su liderazgo: tercera posición detrás de Venecia y Parma. Justo con el Parma, en la histórica semifinal de Playoff en Florencia, inicia la carrera hacia la Serie B. Pero se detiene: El Ducali, luego vencedor de la final contra Alessandria, supera al equipo neroverdi en los penaltis.

Continuará...

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Tras finalizar en el museo, el Sr. Lovisa, Luca y yo nos dirigimos de nuevo a la sala de reuniones donde ya esperaba el Director General Frabizio Cometti sentado en una de las butacas. 

Después de comentar un poco toda la información que había recibido durante la mañana, el presidente me preguntó por mi interés en hacerme cargo del equipo después de conocer todos los entresijos del club. Si bien no iba a ser una empresa nada fácil, nada podía exigir en mi primer trabajo serio como entrenador de fútbol, por lo que respondí afirmativamente a la oferta de trabajo, lo que hizo que Cometti abriera una carpeta que portaba desde que yo llegara esta mañana, y de ella extrajo lo que después adivine como el contrato que me uniría al Pordenone Calcio hasta final de temporada.

Me alargó la carpeta para que pudiera ver con mis propios ojos todos y cada uno de los aspectos que acogerían mi relación contractual con el club. Como es normal, trasladé el contrato a Luca Changretta, mi representante, debido a que este aspecto era su especialidad… o al menos debería serlo. Lo más probable es que el Sr. Lovisa y él mismo, pensaran que Luca estaba leyendo todos y cada uno de los detalles del contrato, pero nada más lejos de la realidad. Lo que hacía era disfrutar y admirar lo que era el primer contrato serio en toda su vida. Por la mirada de mi representante, el contrato parecía serio en todo los aspectos, ya no solo los referidos con la pulcritud legal del mismo, sino también por lo que significaba. A partir de hoy, ya no solo un equipo humano de jugadores y técnicos se ponían a mis órdenes, sino que el futuro de un equipo con casi 100 años de historia tomaba posición en mi espalda, haciéndome sentir el peso de la responsabilidad.

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Una responsabilidad que por otra parte me llenaba por completo. Lo daría todo por este club, por esta gente que me ha dado la oportunidad, la primera en mi vida, de poder enfrentarme a una labor seria y dura. Sin duda una tarea que necesitaba en mi vida que ya pasaba del ecuador. Sabía que todo el mundo me lo pondría difícil: jugadores, técnicos, afición… pero iba a hacer lo posible para ganarme el respeto de todos y cada uno de ellos. El resultado lo desconocía, pero lo que tenía claro es que si fracasaba, no sería por falta de empeño, de trabajo y de actitud. De eso que no les cupiera la menor duda.

Dada la nula posibilidad de negociación, y tras el OK de Luca, firmé el documento y estrechamos las manos de ambos. El siguiente día a primera hora comenzaría mi labor como técnico del Pordenone, pero antes llamaría a Sean, el encargado del Starbucks, y le daría las nuevas noticias; seguro que se alegrará de poder tener un par de favores de los que tirar en un futuro próximo. A continuación comenzaría con una presentación de la plantilla y cuerpo técnico, para después continuar con una sesión de entrenamiento que tendría que planificar ese mismo día junto al segundo entrenador, que aún no conocía.

Luca, por su lado, tendría que hablar con su mujer para darle la gran noticia y organizar su traslado a Italia junto a sus hijos. Se le veía feliz: no solo había conseguido un buen pellizco con la operación, sino que a partir de ahora cobraría un sueldo mensual como parte del acuerdo de representación activa que me procuraría, lo que le permitiría volver a cubrir los gastos familiares y vivir una vida con cierto desahogo.

Así que en cuanto salimos de la instalaciones del Pordenone, decidimos celebrar las buenas noticias tomándonos unas cervezas y disfrutando de algún partido que dieran en algún canal perdido en el televisor de algún bar aún más perdido del pueblo. Rememorar viejos tiempos y disfrutar de un buen amigo. Mañana será otro día.

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Editado por sHaGGy
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Interesante club y entrenador. Espero que la mafia no se interponga en nuestro camino.

Me sumo a la gran afición del Pordenone. Saludos.

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[ Espacio reservado para el índice de la historia ]

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Luca y yo llegamos al Hotel Best Western Plus Park situado en la Vía G. Mazzini de la propia ciudad de Pordenone tras tomar unas cuantas cervezas y ver el encuentro amistoso entre el Virtus Verone y el Rimini, ambos equipos de la misma categoría que mi nuevo club. El partido terminó con victoria de los Biancorossi por 1-3 en un encuentro de lo más entretenido teniendo en cuenta su carácter amistoso.

Dada nuestra situación económica, decidimos dormir en la misma habitación y así abaratar costes, por lo que pronto pude comprobar de primera mano que las advertencias que me hizo la mujer de Luca al enterarse de que compartiríamos habitación, eran del todo ciertas: el amigo roncaba como si estuviese compartiendo habitación con una manada de bisontes acatarrados.

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Decidí bajar al bar del hotel y desempolvar apuntes que guardaba de mi etapa en el Tulsa Roughnecks estadounidense mientras me tomaba un Martini. Concretamente los relacionados con el proyecto multidisciplinar que puse en marcha y nunca se pudo concretar… No pude reprimir el recuerdo del día en el que me dijeron que dejaban de contar conmigo; aquél batacazo aún escocía en mi interior.

Me deshice de esos pensamientos negativos, y comencé a comprobar todos los apuntes: conceptos institucionales, económicos y técnicos. Pronto comprendí que este proyecto podía ser continuado aquí, en Italia y en el Pordenone, al fin y al cabo, era lo que me había pedido el presidente, por lo que me puse manos a la obra con su adaptación.

Tras realizar nuevas anotaciones y tachones, di con los puntos en los que quería afianzar mi nuevo proyecto a los mandos del Pordenone Calcio:

 ÁREA INSTITUCIONAL 

  1. Mejora de la reputación con el objetivo de desplazar a equipos como el Ternana Calcio o el Vicenza Calcio y lograr ser el referente de la categoría.
  2. Crear convenios de colaboración con clubes mecenas que permitan desarrollar y mejorar la red de ojeo y permita atraer jóvenes promesas a la cantera del club.
  3. Aprovechar los anteriores acuerdos para realizar giras de pretemporada en busca de un mayor prestigio nacional e internacional.
  4. Mejorar el staff de empleados temporada tras temporada, con las mismas preferencias que se tendrán a la hora de fichar jugadores.
  5. Contratar ojeadores de los países de preferencia para buscar jóvenes talentos además de siempre tener como primera opción los jugadores italianos.
  6. Mejora de instalaciones en forma progresiva hasta poseer las mejores de la categoría, cuidando siempre el estado de nuestros campos de juego de forma de favorecer el fútbol que pretende implantar el cuerpo técnico.
  7. Si algún jugador está disconforme se tomará uno de estos dos caminos: oferta de mejora en el contrato (si se lo merece, es de la cantera, nacional, etc) o una rápida transferencia. 
  8. Favorecer e incentivar el compromiso con el proyecto e la identificación progresiva con los colores del club. Esto estará siempre por encima de nombres, siendo una de las piedras angulares en la búsqueda de nuestra identidad.
  9. Identidad propia mediante nacionalización, contratación de juveniles y regionalización, brindándole a los equipos inferiores la máxima atención.
  10. Se mejorará ampliamente la presencia de valores del club en los distintos seleccionados nacionales.

 ÁREA ECONÓMICA 

  1. Aprovechar las ofertas que aparezcan en el mercado así como las cesiones con bajo coste y opciones de fichaje.
  2. En plazo inmediato realizar fichajes a bajo coste, sin un gasto elevado en ningún jugador e intentar que sean rentables en el futuro.
  3. De ser posible incluir cláusulas sobre futuras ventas en todas las transferencias que se realicen.
  4. Controlar la relación sueldo / importancia en la plantilla y cambiar el rol en la misma de un jugador si corresponde.
  5. A corto plazo comenzar a invertir en juveniles que sean tomados como canteranos en el equipo en futuras temporadas.
  6. Apostar por la popularidad del club, será seguramente el ingreso más importante para las arcas del club.

 ÁREA TÉCNICA 

  1. Inteligencia. La clave de lo que se espera de un jugador del club. Está relacionada con todos los aspecto del proyecto, y no debe descuidarse nunca. Tiene como componentes fundamentales la formación integral del jugador (no solo dentro del campo), la adaptación a un posible cambio de situación en la plantilla así como en el lugar de residencia en el caso de los recién llegados. Se busca en general una identidad propia del Pordenone Calcio, hasta el punto que se reconozca al jugador formado en esta escuela en cualquier lugar del planeta.
  2. Mentalidad. Apuntando a la motivación del jugador en cada unos de los partidos donde defienda nuestros colores y disciplina en el trabajo en general o en la aceptación de las normas de convivencia planteadas por el cuerpo técnico en particular. Finalmente se busca estimular la competitividad en forma progresiva, desde el joven de la cantera hasta el jugador más importante del primer equipo. Se debe salir a ganar siempre pero no a cualquier coste, sino respetando el estilo que el equipo de trabajo imponga.
  3. Técnica. Es el deseo de este cuerpo técnico contar con futbolistas con buen manejo y técnica (en general) en todas las plantillas. Este será un trabajo a largo plazo, con apoyo de toda la institución, con las instalaciones adecuadas así como una política de fichajes que apunte a reforzar este aspecto en las cualidades de un futbolista.
  4. Táctica. Aspecto que tendrá como eje principal la estrategia de juego a utilizar según el rival y los diversos sistemas que se aplican en el transcurso de un partido. No se deberá traicionar el estilo que la totalidad del cuerpo técnico imponga, siendo este explicado y mostrado al final de la primera pretemporada, pero ampliado en sus conceptos más importantes en un futuro.

Tras quedarme satisfecho con la redacción de las máximas a las que se debe aspirar en este nuevo proyecto, me decidí a volver a la habitación con la firme esperanza de que hasta el último de los bisontes hubiese abandonado ya la estancia. Y tuve suerte, por lo que hice todo lo posible por dormirme.

Hasta mañana...

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Lo primero que tuve que hacer fue bajar y poner que el café es el mejor invento del hombre, ya este tipo me cae bien. Seremos buenos amigos, eso recién leyendo el comienzo. Subo de nuevo a seguir leyendo.

Ya adentrándonos mas en la historia me gusta mucho que la directiva aspire a traer viejas glorias y formar buenos juveniles, me parece fundamental en el fútbol de hoy en día. El sentido de pertenencia se ha perdido y todo es capital. Siguiendo con la info del club, siéntete bien, estoy dirigiendo al Torque de primera en Uruguay y tenemos el mismo estadio y la misma cantidad de abonados. Tambien tenemos un presupuesto similar, te podría recomendar algún uruguayo para darle garra a tu club jajaja. 

En lo deportivo el club estuvo en Primera en los 30, hace mas de 80 años. Después de eso siempre una permanencia en la Serie D salvo alguna temporada. Eso no quita que no haya potencial. Me gusta esta idea de hacer crecer a un club así. El actor que hace de tu representante es un maestro. 

Bueno, buena suerte en este comienzo. Me alegra poder estar desde el incio.

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