Tras un enorme segundo tramo de temporada en el que parecíamos un cohete que se dirigía hacia un ascenso casi seguro, una mala racha en marzo y abril nos dejaba muy tocados y obligados a hacer un final de temporada perfecto. Así lo hicimos, ganamos nuestros últimos 6 partidos y aprovechamos que el Sporting sintió la presión para terminar sellando un más que merecido ascenso. Sin duda, el termómetro del equipo ha sido el bueno de Abraham. Ya comenté la dependencia que teníamos en este jugador. Cuando nuestro 9 ha respondido con goles, hemos volado, y cuando no aparecía, sufríamos mucho. Al final, su enorme registro goleador ha sido clave para el ascenso, así que enhorabuena por ello, pero ya pensando en el nuevo año, es algo que tenemos que remediar. Ya tenemos nueva plantilla, con fichajes a coste y perfil bajo, pero que esperemos que ayuden a conseguir el objetivo de la permanencia.