MI HISTORIA – LUCA CHANGRETTA
“Todos hemos nacido con un propósito”. Siempre me pregunté porque la gente nos tenía tanto respeto y admiración. Tanto respeto como a nuestros Ídolos que cada domingo veíamos en la tele de azul, y a nuestro Dios Diego Armando que tuve el privilegio de conocer cuando celebramos ese Calcio con toda la familia napolitana.
Con el paso de los años, fui entendiendo que ese respeto que se ganó mi familia era metiendo miedo a la gente que nos rodeaba. Ser miembro de una familia mafiosa es complicado, pero ser miembro de la familia mafiosa más importante de Nápoles y quizás de toda Italia es muy duro de llevar.
Mi padre Vicente Changretta era uno de los mafiosos más importantes de Nápoles, imponía respeto entre nuestra gente, enemigos o en figuras más importantes de la ciudad como políticos o jueces. Mi madre nos abandonó cuando mi hermano y yo teníamos 14 años ya que no aguantaba más esta vida. Años más tarde nos llegó la noticia de su muerte por sobredosis. Ninguno de mi familia lloró su pérdida, solo mi hermano y yo que le hicimos un pequeño homenaje en su entierro. Con el paso de los años, yo quería centrarme en mis estudios y en dedicarme al mundo del fútbol pero no en un terreno de juego.
En el año 1996, mi padre fue asesinado por unos ingleses (de Birmingham concretamente, me contaron que se trataba de unos gitanos con boina que se dedicaban a negocios ilegales sobre apuestas deportivas). Las últimas palabras de mi padre se me quedaron grabadas para siempre. “Todos hemos nacido con un propósito”. Y el mío, no era dedicarme a la mafia.
Mi hermano se quedó a cargo del negocio familiar, y yo me centré en conseguir el título de entrenador y a mis 39 años, llegó la oportunidad de mi vida. Otra vez gracias a los contactos que tenía mi padre de un gran amigo de todo el clan Changretta.
El hombre más importante de Italia, al menos el más influyente quería cenar conmigo para ofrecerme una oportunidad que iba a servir para demostrar que ese era mi próposito.